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Contadores colombianos que piensan lo mismo que en 1971, 1985, 1990, 2005 o 2009 están amarrados


Cuando nos iniciamos en el estudio de la revisoría, por allá en 1976, todo nos pareció armónico. Pocos años después nos dimos cuenta de que al discurso aprendido le faltaba el de los contadores públicos. Desde entonces hemos tratado de aprender cómo piensan los contables y aplicar esa forma de ser a la revisoría fiscal.

Es un trabajo en el cual nunca nos hemos podido detener porque los contadores han mejorado una y otra vez sus conceptos y procedimientos. No obstante, hoy en día hay contadores colombianos que piensan lo mismo que en 1971, 1985, 1990, 2005 o 2009. Están amarrados. Lo más grave es que igualmente hay profesionales que hacen hoy lo mismo que hacían hace 5, 10, 15, 20 o 25 años. Están equivocados.

Por estar en el pasado nunca hemos aportado un verdadero valor a los empresarios; a pesar del tiempo, no hemos ganado su estima, tampoco hemos ganado el aprecio de los funcionarios del Estado. La comunidad en general no sabe qué hacemos ni tiene claro si en algo deben agradecernos. Esto, claro está, es igual a lo que pasa con muchas profesiones en Colombia, pero no estamos hablando de ellas.

Siempre hemos creído que la mayor arma para mejorar el estado de los contables es su formación, pero una golondrina no hace verano; menos aun cuando los estudiantes están muy interesados en cómo se hacen las cosas y no en por qué hacemos lo que hacemos y obramos como obramos.

No nos digamos mentiras. Los planes económicos han desorientado la educación. Siguiendo nuestra naturaleza, una vez que hacemos los horrores que hacemos, inventamos justificaciones y les callamos la boca a todos los que estén en desacuerdo. Por eso en la contaduría invadimos el espacio de los tecnólogos y los técnicos, y por eso no hicimos ni hacemos inversión grande en los sistemas de información y demás herramientas que se usan ya en la contaduría moderna.

El futuro de la contaduría depende de su capacidad de estar en la frontera de los desarrollos de la información. No hay más camino que andar hacia la integración de los informes. Todas las herramientas cualitativas se están sentando al lado de las cualitativas. El ámbito dejó de ser lo financiero y poco a poco cobija todo lo que tiene que ver con la empresa.

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Lo normal es que las profesiones se estudien para derivar el sustento de ellas. Los buenos profesionales así lo logran; los malos son mal pagados, muchas veces utilizados por cosas adjetivas, como tener una tarjeta profesional.

No creo que haya contadores sin interés en mejorar, no creo que haya contables que en el secreto de su corazón no se den cuenta del cambio incesante del mundo en que vivimos. Pero sí hay, como en otros aspectos de la vida, muchos mayores que ya no queremos ni podemos trotar como los jóvenes, pero no los dejamos pasar. Nosotros, los viejos, ya sabemos mucho, mientras los jóvenes tienen todo por aprender. Incitamos a los jóvenes a hacernos a un lado y luego nos quejamos. La sabiduría está en caminar juntos.

Hernando Bermúdez Gómez

Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones

Número 5271, agosto 24 de 2020.

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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