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Cualquiera puede tener la razón – Hernando Bermúdez Gómez

En muchos casos, los funcionarios adultos se dejan llevar, aunque tengan preguntas por resolver o estén en desacuerdo. Posteriormente, cuando las cosas se ponen difíciles, nadie quiere asumir responsabilidades. A similares resultados llegan los que toman las decisiones y simplemente las notifican.

Fecha de publicación: 16 de abril de 2018
Cualquiera puede tener la razón – Hernando Bermúdez Gómez
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Hay líderes que siempre quieren tener la primera voz y conseguir inmediatamente el consentimiento de los demás. La literatura ha demostrado que en muchos casos los funcionarios adultos se dejan llevar, aunque tengan preguntas por resolver o estén en desacuerdo. Posteriormente, cuando las cosas se ponen difíciles, nadie quiere asumir responsabilidades. A similares resultados llegan los que toman las decisiones y simplemente las notifican.

En contraposición a los que buscan adhesiones prontas, están los interesados en oír a todas las personas, especialmente a los que tengan inquietudes o reparos. La búsqueda de consensos produce compromiso, el cual disminuye las posibilidades de error y aumenta el grado de responsabilidad. Solo estos pueden acoplarse a los mandatos de la democracia. Los anteriores en realidad son dictadores.

Debemos recordar que las decisiones no son fáciles de tomar debido a la complejidad del mundo. Mientras los equipos estén llenos de especialistas habrá grandes riesgos de equivocación, por no considerar las cosas en su integridad.

También debemos tener presente que cualquiera puede tener la razón. No se trata de la posición jerárquica de cada cual, sino de los hechos y de los argumentos en que se apoyan.

Si se aprende a discutir, es decir, a analizar las cosas en profundidad, también se logrará construir consensos rápidamente. Si solo se está interesado en salirse con la suya, seguramente las cosas acabarán en decisiones con base en la autoridad y no en el consenso.

Al contrario de lo que algunos piensan, puede ser muy preocupante que no afloren las pasiones, pues son estas las que verdaderamente mueven a las personas.

Es fácil plantear que se obra en favor del bien común, en el interés público. Pero otra cosa es llevar esto a la realidad. En nuestra cultura los lobos se visten de ovejas. Es decir: dando en todo tiempo la imagen de estar procurando lo que conviene al bienestar y al orden público, en realidad persiguen la satisfacción de intereses particulares. Recurren al engaño retórico. Los buenos, crédulos, ingenuos, incautos, llenos de respeto. Los malos, avivatos, astutos, desleales, dispuestos a utilizar la violencia.

Varias veces hemos propendido por la integración democrática de los comités de expertos, de los comités técnicos y de todos los cuerpos asesores de los órganos de la profesión contable. Nos oponemos a que los funcionarios del Gobierno no tengan voto. Creemos que las decisiones deben responder a metodologías que procuren consensos, como la propia ley lo exige, y no simplemente a la aprobación mayoritaria. Entre personas civilizadas las divergencias se hacen públicas y se respetan. Hay que hacer esfuerzos para oír a los miembros más pequeños de la profesión, así como a los microempresarios, demostrando independencia respecto de las autoridades y de los grandes empresarios.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 3469, abril 9 de 2018