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¿De qué forma la migración de venezolanos está afectando el mercado laboral colombiano?

Varias ciudades colombianas se han visto beneficiadas por la presencia de obra de mano calificada proveniente del vecino país, lo que podría traducirse en cambios positivos en productividad en el corto y mediano plazo. Hasta el 2017 el mercado laboral parecía estar absorbiendo el choque migratorio. Hoy es diferente.

Fecha de publicación: 18 de marzo de 2019
¿De qué forma la migración de venezolanos está afectando el mercado laboral colombiano?
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Varias ciudades colombianas se han visto beneficiadas por la presencia de obra de mano calificada proveniente del vecino país, lo que podría traducirse en cambios positivos en productividad en el corto y mediano plazo. Hasta el 2017 el mercado laboral parecía estar absorbiendo el choque migratorio. Hoy es diferente.

Según el informe mensual del mercado laboral de Fedesarrollo, titulado Migración venezolana a Colombia, a nivel nacional la tasa de participación de la población migrante venezolana es de 72 %, mientras que para los colombianos no migrantes es de 64 % (ver página 4, en la que se aborda el impacto de la migración en el mercado laboral colombiano).

Esta diferencia en la oferta de trabajo va en línea con el mayor costo de oportunidad al que se ve enfrentada la población migrante por estar desempleada, debido a la necesidad de satisfacer condiciones mínimas de vida, lo que implica que estas personas busquen con mayor intensidad trabajo y estén dispuestas a aceptar condiciones que la población colombiana no aceptaría.

“Una mayor densidad de personas representa una oportunidad en materia de productividad para estas ciudades”

Según Fedesarrollo, la migración venezolana se ha concentrado en seis ciudades: Bogotá (15,6 %), Barranquilla (8,6 %), Cúcuta (6,1 %), Medellín (4,1 %), Cartagena (3,8 %) y Cali (2,6 %). Una mayor densidad de personas representa una oportunidad en materia de productividad para estas ciudades.

«La población venezolana en edad productiva con niveles educativos más altos está llegando principalmente a Bogotá, Cali y Medellín. Por lo tanto, estas ciudades se están viendo beneficiadas por una mayor proporción de mano de obra calificada que podría traducirse en cambios positivos en productividad en el corto y mediano plazo», indica el informe.

El caso de Cúcuta en materia de desempleo es particularmente preocupante«El desempleo total de la ciudad aumentó de 14,9 % en 2017 a 16,7 % en junio de 2018, presionado principalmente por el fuerte incremento en el desempleo de la población venezolana en esa ciudad», afirma el informe.

De igual manera, durante el primer semestre de 2018 Medellín presentó un aumento en la tasa de desempleo, mucho mayor entre la población venezolana, explicado por una fuerte caída en la demanda laboral. Por el contrario, parece que el mercado laboral de Barranquilla ha logrado absorber, mejor que otras ciudades, gran parte de la población económicamente activa migrante.

Como conclusión, Fedesarrollo afirma que hasta el 2017 el mercado laboral parecía estar absorbiendo el choque migratorio, pero en 2018 estas presiones están comenzando a materializarse, generando incrementos importantes en la tasa de desempleo a nivel nacional.

Perfil del migrante venezolano

Según cifras de Migración Colombia y del registro administrativo de migrantes venezolanos–RAMV–, en el primer semestre de 2018 el número de migrantes venezolanos en el país ascendía a 865.005, entre regulares e irregulares, representando un aumento de 108 % respecto al total registrado para 2017.

Fedesarrollo, en su investigación Elementos para una política pública frente a la crisis de Venezuela, usando información reportada por el Dane en la Gran encuesta integrada de hogares –GEIH– de 2017, determinó que la población venezolana que ha migrado a Colombia tiene en promedio 26 años, 5 años más joven respecto a los colombianos no migrantes (31 años).

«En principio, esta diferencia de edad genera una oportunidad para Colombia, pues este bono demográfico podría contribuir a mejorar la dinámica del mercado laboral en el mediano plazo, en la medida en que esta población pueda insertarse exitosamente en este mercado», afirma la entidad.

En términos de educación, el 29 % de la población migrante ha alcanzado un nivel de educación técnico, tecnológico o universitario, por debajo del 34 % de los colombianos. Por su parte, la proporción de migrantes con bachillerato es de 65 %, mientras que esta proporción para colombianos no migrantes es de 60 %. A pesar de estas ligeras diferencias, según la GEIH, el 36 % de la población migrante manifiesta estar desempleado por competencias, muy por encima del 13 % registrado para el total nacional.

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