Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

El Poder del Salario Emocional – Amparo Ramírez S.


Amparo Ramírez

Así como las empresas disponen de significativas inversiones para la fidelización del cliente externo y, asimismo, permanencia en el mercado sea cual fuere el producto que distribuyan, también es de extrema importancia la fidelización del cliente interno, pues, constituye el alma de la empresa.

El capital humano es el recurso de mayor valía en toda unidad de negocio. Es la fuerza y fortaleza en el día a día de la vida empresarial. Es tanto así que cada persona, por su condición biopsicosocial, es unidad de negocio; cuenta con un inventario personal representado en su capital mental, emocional, espiritual e intelectual que la impulsa a sembrar semillas de prosperidad en el ámbito laboral.

El profesional de hoy, gracias al bombardeo de la información, es un ser humano en vías de desarrollo continuo, consciente de la necesidad de estar a vanguardia con la realidad cambiante, hecho que le insta a estar en consonancia con las exigencias de su entorno laboral, y por lo cual dispone todo su ser para aportar lo mejor de sí a la dinámica diaria de la empresa, pues tiene consciencia de la simbiosis que se genera con el sello de excelencia que imprime en todo su quehacer laboral.

Es deprimente la realidad que viven un elevado porcentaje de empleados en sus respectivas empresas. Gracias a la certeza que permite la ignorancia son subvalorados; el reconocimiento, por ejemplo, uno de los pilares fundamentales para elevar los niveles de entusiasmo y mantener la pasión por el trabajo, es precario por parte de los jefes o empleadores quienes evitan darle importancia al impacto y trascendencia de lo que hoy se conoce como Salario Emocional.

En la actualidad, la atmósfera en la que transcurre el diario vivir de los empleados en muchas empresas, le da vida al apotegma de Benjamín Franklin Los jóvenes de hoy se mueren a los veinticinco años y los entierran a los setenta. Lastimosamente es así, pues la energía vibrante que caracteriza a la juventud de cada época es apagada por las actitudes de los empresarios carentes de visión, cuyo estado de inconsciencia los hace gestores del malestar que día tras día se vive en la mayoría de las empresas, y es así como someten al empleado a vivir en un letargo que jamás imaginaron, pero en el que se quedan atrapados por temor a no encontrar algo mejor o, peor aún, quedarse sin empleo, y en este desasosiego transcurre el resto de la vida…hasta cuando se ¿¡pensionen!?, se cansen, se mueran, o sufran quién sabe qué “Metamorfosis” por causa de la ausencia de El Poder del Salario Emocional.

Este es un llamado a los empleadores, a fin de ponerlos en contacto con las mil y una formas de consignar, en la cuenta de cada empleado, una suma diaria o semanal, correspondiente al Salario Emocional que a cada uno le concierne, según su nivel de compromiso y respuesta a las funciones asignadas. Cada consignación, representada en Aceptación, Amabilidad y Aprecio (teoría de la Triple A), adicionada de reconocimiento al empleado y su gestión semanal, se traduce en energía que dinamiza y convierte los grupos de trabajo en equipos triunfadores. También, moverse en la atmósfera de la Triple G, consignando Gratitud, Gozo, y Generosidad, es la mejor forma de vivir sobregirado, pero con la certeza de estar sembrando lo que se quiere cosechar: empresas futuristas.

(Próxima entrega: El paso a paso del Salario Emocional)

Elaborado por:

Lic. Amparo Ramírez S.
Experta en Andragogía

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