Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Analistas afirman que la medida es un paso para reducir el efectivo en la economía, se facilitarían las transacciones comerciales entre los diversos agentes económicos, y el Banco de la República asumiría el costo de producción de las nuevas denominaciones de monedas y billetes.
El proyecto para eliminar los tres ceros de los billetes en Colombia será presentado ante el Congreso el 16 de marzo. Este es, como mínimo, el cuarto intento que se haría para realizar este tipo de reforma monetaria.
En cuanto a costos, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras –Anif–, en el 2001, estimaba que darle luz verde al proyecto costaría 50.000 millones de pesos. Sin embargo, en el 2011 se calculó que el costo del reemplazo de los billetes y monedas sería de 220.000 millones de pesos. Hoy, Sergio Clavijo, presidente de Anif, junto con Alejandro Vera, vicepresidente, calculan que la cifra podría rondar los 300.000 millones de pesos; lo que corresponde al 0.003 % del PIB.
Los niveles de inflación cercanos al rango meta, han hecho que se presente el debate sobre la eliminación de los tres ceros. Para la entidad, esto simplificaría el hacer conversiones y comparar con igual número de dígitos frente a monedas como el dólar y el euro, y algunas de la región (real, sol, etc.). Además, facilita las transacciones comerciales entre distintos agentes económicos, habría menores costos de almacenamiento electrónico y haría más simple la contabilidad y el presupuesto.«La idea de eliminarle tres ceros a la moneda colombiana es muy buena, nos va a facilitar la vida, va a hacer más sencilla la contabilidad de las empresas y ahora que tenemos más turistas extranjeros, pues va a facilitar también el cambio de monedas», afirmó el ministro de hacienda, Mauricio Cárdenas en un video del ministerio.
El fiscal general de la nación, Néstor Humberto Martínez, fue quien volvió a tocar el tema de eliminar los tres ceros del peso colombiano, lo cual reduciría los costos operacionales de las empresas, facilitaría el manejo monetario de la economía y con lo cual «pierde poder liberatorio el peso antiguo, el que está encaletado y es el producto de las actividades criminales».
«Reconozcamos que hay una economía subterránea, que hay una monetización del delito en caletas. Por qué no hacemos un cambio del peso al nuevo peso, para reducir los costos operacionales de las empresas, para facilitar todo el manejo monetario de la economía», dijo Martínez.
Como lo publica El Espectador, para Martínez debe presentarse un consenso entre el sector financiero, el Estado y la sociedad para que no entren los dineros ilícitos en la economía formal. «Les expropiamos la riqueza ilícita que lograron acumular cientos de bandas criminales, que son las que están afectando la seguridad ciudadana, las que están expropiándonos la paz en los territorios del posconflicto», aseguró.
Diversos analistas le dan el visto bueno a la medida, como es el caso de Francisco Azuero, ex viceministro de hacienda y profesor de la Universidad de los Andes, quien indicó en La República que “el país estaba en mora para tomar esta decisión. Los costos deben asumirse como una inversión. Gracias a los nuevos billetes, solo habría que borrar la palabra mil, así que el costo de reimpresión estaría absorbido”.
Santiago Perdomo, presidente de Colpatria, por su parte dice que quitar los tres ceros es un paso para reducir el efectivo en la economía. “Debe cambiarse en seis meses y ojalá quede explícito que los billetes viejos perderían su poder adquisitivo para hacer que la gente los cambie”, afirma en el mismo medio de comunicación.
Aunque la eliminación de los tres ceros del peso colombiano podría facilitar el manejo de las finanzas de las personas, el cambio de denominación generaría, a corto plazo, un pequeño efecto inflacionario, provocado por el riesgo latente de que los precios, sobre todo aquellos del menudeo, tiendan a redondearse.
“Creemos que si bien podrían materializarse algunos efectos alcistas, aunque leves, relacionados con el redondeo de precios, estos serían en todo caso efectos “one off” (una sola vez) que no alterarían las expectativas inflacionarias ni los mecanismos estructurales que determinan la formación de precios”, explica en La República Jonathan Malagón, vicepresidente de Asobancaria.
Según el informe del Banco de la República Sustitución monetaria en Colombia: costos y beneficios, los agentes económicos tenderían a subir los precios de sus productos para mantener sus precios relativos. La normalización de la moneda implicaría incurrir en ciertos costos, de los cuales algunos serían asumidos por el Banco de la República. Cuatro costos básicos estarían a cargo del Banco Central: los costos de cambiar las actuales planchas de billetes, los de modificar los programas de computador para realizar las cuentas con la nueva denominación monetaria, la campaña educativa y la producción de las nuevas monedas y billetes.
Desde el punto de vista de Juan M. Vargas, autor del informe, «dentro de los costos que asumirá el Banco Central, el más importante está relacionado con los costos de producción de las nuevas denominaciones de monedas y billetes. Sin embargo, al comparar estos costos con los de reposición de especies monetarias que ordinariamente asume el Emisor, se encontró que no son excesivos. Los mayores costos que demandará la normalización de la moneda en Colombia, por concepto de sustitución de las especies monetarias, se presentarán en la producción de las nuevas monedas metálicas».
Sin sustitución de moneda, estos costos serán de 1.844,9 millones de pesos anuales durante cinco años, mientras que con normalización de la moneda, el costo anual, durante los próximos cinco años, será de 13.182 millones de pesos.
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