La buena comunicación, tener unos valores claros, rodearse de la tecnología y no excluir a ciertos miembros de la familia, son factores para que este tipo de empresas funcionen y sobrevivan a las crisis. En América Latina 9 de cada 10 empresas son familiares, pero 2 de cada 3 fracasan.
Saber mantener los valores y la comunicación dentro de las organizaciones son factores claves para el funcionamiento de toda empresa familiar. Esta es una de las conclusiones descritas en un estudio realizado y publicado el año anterior por la consultora de comunicaciones Atrevia y la Cátedra de Empresa Familiar del IESE Business School de la universidad de Navarra en España.
Para que las empresas familiares tengan éxito a largo plazo se deben dar las condiciones para que no se frene su desarrollo y mantengan su vigencia. Lógicamente, dentro de las mayores preocupaciones que saltan para este tipo de empresas, están el futuro y la sucesión, siendo la forma de gestionar este par de factores el principal derrotero para determinar la duración del proyecto.
Según el estudio nombrado anteriormente, en la llegada de la tercera generación familiar es cuando la empresa tiene más posibilidades de desaparecer y podría presentarse una crisis, y aunque la comunicación y los valores no son el único factor para que esto ocurra, sí son fundamentales.
Como recomendación para evitar una posible crisis, hay que rodearse de herramientas tecnológicas y humanas, no tenerle miedo a la expansión y la inclusión de personas externas a los negocios familiares y no perder de vista los valores que además deben estar escritos para que siempre sean un objetivo visible.
Según Julián Domínguez, presidente de Confecámaras, hasta el año 2010, el país contaba con 511.000 empresas familiares. Según la entidad, el 63% de las empresas de familia se encuentran próximas a la transición hacia la segunda generación y el 30% ya viven ese proceso en la actualidad, continua Domínguez, «De acuerdo con los referentes mundiales, el 70% de las empresas no logran realizar con éxito este tránsito de la primera a la segunda generación”.
Por su parte, Leticia Gasca, directora de FuckUp Nights, un movimiento mundial para contar historias de fracasos de negocios, explica en El Tiempo, que en América Latina 9 de cada 10 empresas son familiares, pero 2 de cada 3 fracasan.
No obstante, la estructura familiar no influye en el ocaso de una firma, ya que son sociedades con cohesión, y lo que se cree que ocurre es que no se firman protocolos o documentos de sucesión organizados y realistas. Al respecto Gasca dice los siguiente: “Las empresas familiares fracasan en la segunda o tercera generación, pero también hay que entender que los hijos no necesariamente les interesa el negocio de los padres y les gusta otro”.