Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Wilson Romero, socio de KPMG Colombia, afirma que el tiempo de implementación de la NIIF 9 es cada vez menor: 6 meses, si se toman como referencia los estados financieros trimestrales al 31 de marzo de 2018; y el campo de reacción disminuye ante los impactos de los costos de inversión en tecnología.
Corre el reloj para la fecha de aplicación de la NIIF 9 Instrumentos financieros, establecida para el 1 de enero de 2018. Y es que para el segundo semestre de este año las entidades de crédito deben contar con avances importantes y resultados preliminares del proceso de implementación, lo que incluye la cuantificación de su efecto en los estados financieros y el cumplimiento regulatorio, así como los cambios producto de su impacto en la adecuación de sus procesos, controles y sistemas.
Wilson Romero Montañez, socio de KPMG en Colombia, explica que la NIIF 9 se originó a raíz de todas las crisis económicas en EE.UU, cuando el IASB y el FASB coincidieron en que existían ciertas debilidades en las normas (que de haberse identificado, habrían permitido prevenir la crisis, específicamente en el comportamiento de las pérdidas incurridas), pues se dieron cuenta que no se puede esperar que hayan indicadores para establecer que hay un deterioro y concluyeron que es necesario anticiparse a los posibles detrimentos que puedan suceder e ir más allá y prevenir que tales pérdidas se materialicen, dándole paso entonces al nuevo modelo de pérdida esperada.
Romero Montañez afirma que «la adopción de la nueva NIIF 9 es permitida anticipadamente y su aplicación es retrospectiva con ciertas excepciones». Así mismo, destaca que entre sus principales impactos está que se debe presentar y revelar en forma comparativa con el año 2017 en los estados financieros y notas, respectivamente, lo que indica que el primer período de esfuerzo para dar cumplimiento y presentación está cada vez más cerca con el trimestre que culminará el 31 de marzo de 2018, a raíz de la emisión de los estados financieros de períodos intermedios vigentes en Colombia, con los cuales se da cumplimiento a la NIC 34.
«La NIIF 9 introduce un nuevo enfoque de clasificación basado en dos conceptos: las características de los flujos de efectivo contractuales en los activos y el modelo de negocio de la entidad. La NIC 39 tiene cuatro categorías para su clasificación, como se hace hoy para los estados financieros separados en Colombia; con las NIIF 9 existen tres clasificaciones (a valor razonable con cambios en resultados, a valor razonable con cambios en ORI y a costo amortizado); pese a que las clasificaciones entre una norma y otra son similares las bases para hacerla son altamente diferentes», dice Romero Montañez.
Frente a la determinación de las pérdidas esperadas, la NIIF 9 presenta tres escenarios: 1) pérdidas esperadas por 12 meses; 2) pérdidas esperadas por la vida del crédito por condiciones económicas difíciles en un sector de la economía del país que incrementan el riesgo de crédito; y 3) pérdidas esperadas por la vida del crédito por incumplimiento en los pagos que incrementan significativamente el riesgo de crédito. Esto reemplazará el modelo de pérdidas incurridas que se aplicará a los estados financieros consolidados hasta el 31 de diciembre del 2017.
Otro impacto que destaca Romero Montañez es que:
«(…) aunque los estados financieros separados presentan hasta hoy el deterioro de la cartera bajo pérdida esperada según los lineamientos establecidos por la Superfinanciera, los modelos son muy diferentes y más exigente conforme lo requiere las pérdidas esperadas bajo la NIIF 9.»
Desde su punto de vista, las entidades con mayor impacto serían aquellas que tienen su cartera concentrada en créditos de largo plazo y cartera colocada en sectores y segmentos de alto riesgo crediticio, «debido a que sus estimaciones pueden ser más complejas y cualquier diferencia en los juicios y supuestos puede generar un incremento y/o volatilidad importante en las provisiones».
El socio de KPMG concluye diciendo que el tiempo de implementación es cada vez más corto, seis meses si se toman como referencia los estados financieros trimestrales al 31 de marzo de 2018. Además, «el campo de reacción es menor ante los impactos de los costos de inversión en tecnología, procesos y las adecuadas y oportunas decisiones a tomar por la afectación económica en los estados financieros».
* Con información suministrada por KPMG.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
