Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

“Entre más de 200 programas de contaduría, menos del 10 % cumplen con acreditación de alta calidad”


“Entre más de 200 programas de contaduría, menos del 10 % cumplen con acreditación de alta calidad”
Actualizado: 25 octubre, 2017 (hace 6 años)

Daniel Sarmiento Pavas, consejero del CTCP, afirma que los bajos requisitos para entrar a ejercer la profesión y la inexistencia de una acreditación periódica de las instituciones educativas, son factores que influyen para que se presente una debilidad en el tipo de egresado contable.

Para el consejero del CTCP, Daniel Sarmiento Pavas, existe una debilidad en la profesión relacionada con las condiciones de ingreso a los programas de contaduría pública, las cuales son muy pocas, aunque se trate de una profesión que tiene a su cargo una de las responsabilidades más grandes: las finanzas de las empresas del país.

Sarmiento explica que aunque los egresados de contaduría pública salgan facultados para certificar estados financieros, cuando ejercen como auditores y revisores fiscales sus observaciones no son del todo confiables y resultan poco coherentes «con la realidad económica y financiera de las grandes organizaciones».

«Ustedes no ven que un médico que se gradúe esté listo para operar un hígado o que lo dejen hacer una cirugía a corazón abierto. Pero en el caso del contador que se acaba de graduar, este sí está facultado para certificar lo pertinente a su profesión, por lo que la cadena de la profesión se ve afectada por la calidad de la formación profesional. Es bajo el nivel”, señala Sarmiento Pavas.

Los bajos requisitos para entrar a ejercer la profesión y la inexistencia de una acreditación periódica de las instituciones educativas, son factores que influyen. Sobre este punto, Sarmiento Pavas explica que aunque existen las normas internacionales de educación que emite La Federación Internacional de Contadores –IFAC–, las cuales tienen un enfoque de competencias, donde se establecen las habilidades y competencias mínimas requeridas para que un contador público pueda ejercer apropiadamente, en muy pocas ocasiones estas normas son aplicadas en la realidad de las instituciones educativas.

“Lo que pasa es que la mayoría de programas de contaduría pública no siguen esos criterios. Tampoco lo exige el Ministerio de Educación, aunque haya algunas instituciones que lo hacen. Pero es tal el panorama que entre los más de 200 programas de contaduría pública que existen en el país, menos del 10 % han cumplido con la acreditación de alta calidad”, dice Sarmiento Pavas.

“también hacen falta profesores capacitados y con experiencia, que tengan algo nuevo que enseñar y aportar a los estudiantes”

Desde su punto de vista, la infraestructura y estructura docente de las universidades no son suficientes. Opina que también hacen falta profesores capacitados y con experiencia, que tengan algo nuevo que enseñar y aportar a los estudiantes.

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Nuevas exigencias para el revisor fiscal

De acuerdo con Sarmiento Pavas, con la práctica de la revisoría fiscal se buscaba garantizar dos cosas: la tranquilidad de los accionistas de las entidades y el cumplimiento normativo, siendo así el soporte del Estado para vigilar las actividades de los particulares.

Estas funciones fueron una justificación para la aparición de una figura de control única en el mundo, por medio del Código de Comercio, en el numeral 3 del artículo 207, a saber:

“(…) se le impone al revisor fiscal, que ya es contador público y que antes no lo era, la obligación de colaborar con las entidades que ejercen supervisión. Eso incluye a la Dian, Superintendencias y cualquier otra entidad, organismos o departamentos administrativos que tengan esa facultad de supervisión, como alcaldías, gobernaciones, etc.”

Desde entonces, debido a que esa colaboración no tenía unos límites establecidos, constantemente se le generan nuevas exigencias al revisor fiscal.

“Creo que se ha entrado en una contradicción que ha llevado a que haya un efecto contraproducente con la función de la revisoría fiscal porque al pedirle más cosas a este rol, se cuenta con menos tiempo para hacerlas bien. Quedan, entonces, solo dos opciones: o contrata gente que le ayude a mirar, o el revisor firma así”, subraya Sarmiento Pavas.

* Con información de Huella Forense.

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