Para el exdirector de la DIAN, Horacio Ayala, la tributación en Colombia no ha servido para reducir la desigualdad. Por tanto, piensa que llegó la hora de eliminar impuestos, en especial la forma como estos se vienen cobrando.
El Contador Público, columnista de Portafolio y exdirector de la DIAN, Horacio Ayala, piensa que los problemas de evasión van de la mano con las grandes empresas y las leyes, por su falta de precisión. Dialogamos con él.
Cuando se habla de Reforma Tributaria Estructural, incluye todos los tributos que pagan los contribuyentes, no solo los nacionales sino los territoriales. Es decir, que debe tocarse toda la estructura tributaria del país.
Creo que la gran evasión está en las grandes empresas, y los problemas surgen de las propias leyes, en especial debido a su extensión multiplicidad y falta de precisión. Una de las estrategias más urgentes consiste en tener un Código Tributario más simple, claro y coherente, exento de tratamientos particulares y coyunturas, que son las que facilitan la evasión y la elusión.
Creo que es hora de eliminar impuestos, en especial en la forma cómo se cobran, como lo que sucede con el Impuesto al Patrimonio a las Sociedades. Necesitamos menos impuestos, pero que los paguen todos los contribuyentes y en sus valores justos.
El incremento de las tarifas del IVA constituye un mecanismo muy fácil y rápido para recaudar impuestos; por eso se aconseja en momentos de necesidades fiscales. Esa sería una solución inmediata para reducir el déficit, pero no la única.
La estructura del Impuesto de Renta es inapropiada y debe modificarse, en especial para eliminar beneficios y tratamientos especiales, como aconseja no solo la OECD sino el Banco Mundial y otros organismos. Es importante, sin embargo, que no se confunda la tributación de las personas naturales con la tributación de las rentas de trabajo, cargándole el peso a estas últimas y dejando de lado rentas de capital no gravadas, como los dividendos y las utilidades en venta de acciones.
Es necesario eliminar los tratamientos especiales, en particular para las rentas de capital, porque las tasas efectivas de tributación difieren de manera importante de las tasas nominales.
Los manejos políticos equivocados y llenos de vicios llevan a concluir que quienes tienen más capacidad para influir pagan menos de lo que les corresponde. Esa creencia tiene su sustento en el hecho de que, aún en épocas de incremento de impuestos, las empresas aumentan sus ganancias, que, a propósito, en Colombia son superiores a las del promedio de Latinoamérica, cuando se miden como porcentaje sobre el valor de los ingresos.Por otra parte, todos los diagnósticos que se han hecho demuestran que en Colombia la tributación no ha servido para reducir la desigualdad.