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La contaduría es peligrosa cuando se ejerce sin reflexionar


Estamos convencidos del carácter universal de las ciencias contables. Por lo tanto, nos resulta necesario el estudio de los desarrollos que la profesión obtiene en los demás países del mundo.

Es evidente que hay jurisdicciones en las cuales los contables están más desarrollados y, hay otras en las cuales lo están menos que nosotros.

Sabemos que tenemos que evitar las barreras que impone el uso de tan diferentes lenguas. Afortunadamente, hoy en día los traductores computarizados nos ayudan significativamente en el propósito de informarnos sobre otras culturas.

Las disciplinas sociales, de las que hacen parte las económicas, están articuladas con la cultura de cada pueblo. Esa cultura incluye, pero no se limita, a factores políticos, jurídicos y religiosos.

Por lo tanto, debemos distinguir el plano filosófico y teórico de las ciencias contables, de los resultados que brotan de la tecnología y la técnica, a lo que muchas veces llamamos contaduría, esto es, el ejercicio o aplicación de las ciencias contables a modo de una profesión.

Nuestro régimen de las personas jurídicas es similar al de muchos otros, especialmente si pertenecen a la familia neorromana o a la anglosajona. En cambio, dista mucho de la cultura islámica y de la organización jurídica de los países socialistas.

Los contadores públicos tienen una misión muy importante que cumplir respecto de la información que las empresas divulgan, la cual es asegurar su neutralidad.

Existen múltiples inclinaciones para desviar la información hacia ciertos intereses, que pueden beneficiar a unos o a varios. La búsqueda de la realidad económica es un postulado universal.

Esto supone conocer muy bien el papel que envuelve al dulce. Ese papel es una expresión externa, formal, de los hechos económicos, que puede engañar a los lectores que no son expertos. La gran mayoría de los usuarios de la información no tienen preparación en ciencias económicas, ni el desarrollo de los analistas de inversiones.

El logro de la neutralidad es un propósito compartido por los contadores preparadores y por los contadores aseguradores. Cada uno, desde su sitio, tiene que esforzarse porque la información sea transparente, nítida y justa.

La contaduría es peligrosa cuando se ejerce sin reflexionar. Un operador de lo contable, cual máquina inteligente, aplica párrafo a párrafo una norma o estándar, aun sin conocer sus implicaciones. No puede proteger a sus clientes de lo que él no conoce.

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Por su parte, un profesional reflexivo sabrá cuáles son las consecuencias de cada disposición. Sabrá si sus mandatos favorecen o perjudican a alguien. Estará preparado para dar explicaciones sobre ella.

Varias veces hemos dicho –y ahora lo repetimos– que la contaduría no es una forma de hacer, sino de pensar. El mundo económico está unido, articulado, todo en él es relativo. Solo los buenos contadores son capaces de entender cada una de sus piezas.

Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de ContrapartidaDe Computationis Jure Opiniones
Número 5092, 15 de junio de 2020

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones Contrapartida son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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