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La equidad, uno de los caballos de batalla del PND – Felipe Jánica Vanegas


Felipe Jánica Vanegas

Puede resultar idílico hablar de equidad en el Plan Nacional de Desarrollo, pero aún estamos muy lejos, sobre todo en materia de conectividad de las regiones, lo que redunda en la competitividad en materia de producción y consumo interno.

El crecimiento económico que ha afrontado Colombia durante la última década da buena cuenta del desarrollo y la madurez tanto del Estado como de sus ciudadanos; no obstante, se presentan grandes desafíos para el país, y que el Gobierno a través del Departamento Nacional de Planeación, ha traducido en la necesidad de desarrollar tres pilares básicos, tal como los menciona el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 (en adelante, PND), a saber: (a) Paz, (b) Equidad y (c) Educación.

Dentro de los tres pilares fundamentales planteados por el Gobierno al hablar de equidad, tal y como la define el Plan Nacional de Desarrollo, se puede abstraer que Colombia clama por un desarrollo integral de la sociedad y sobre todo que sea inclusivo en materia de oportunidades. Es allí entonces donde radica la necesidad de que el país pueda ser cada vez más competitivo. Siendo así, uno de los grandes desafíos  es el de generar alternativas en las que se empiecen a buscar fuentes de crecimiento diferentes a las de la dependencia de bienes primarios de la economía (explotación de recursos naturales renovables y no renovables), específicamente aquellos bienes dependientes de la industria de hidrocarburos.

Con el panorama actual en relación con los precios internacionales del petróleo (primer trimestre del 2015 y comienzos del segundo) y la correlación existente entre este precio y la tendencia de devaluación del peso frente al dólar estadounidense, es claro que se deben explorar otras alternativas de crecimiento que insten a la economía hacia un crecimiento sostenible y sin dependencia de los bienes primarios como ocurre en la actualidad.

Una de estas alternativas es buscar en los bienes secundarios (desarrollo de la producción a través de la industria) la posibilidad de crecimiento económico. Sin embargo, este desarrollo se puede potencializar en la medida en que se desarrolle la infraestructura del país, pues sin ello cada vez serán menos competitivos los productores nacionales, tanto para el ámbito local destinado al consumo interno como para propósitos de exportación.

Por esto, no sólo se debe pensar en la competitividad de cara a las exportaciones sino también en el consumo interno, pues en este aún hay muchas oportunidades para los productores (locales o internacionales). Para poder cubrir esta necesidad, el país reclama la interconexión, de manera eficaz y eficiente, de sus diferentes regiones. Para ello es necesario  desarrollar de manera sistemática la infraestructura de transporte multimodal del país, es decir, que no sólo sea terrestre sino marítimo, fluvial, aéreo y férreo.

No se puede olvidar que con la apertura de los mercados internacionales y la presencia de competidores internacionales, Colombia se ha vuelto atractiva para los inversionistas extranjeros  desarrolladores de industria en el país, no sólo como punto estratégico sino también para competir con productores nacionales y transnacionales con sede en nuestro territorio.

Para hacer frente al consumo interno y el incremento  en los últimos años, los productores también deben ser altamente competitivos en la arena local. Por esto, el país debe poner a punto la conectividad de las regiones, tal y como las define el PND, pues no se puede olvidar que la distribución del producto interno bruto –PIB– no está necesariamente centralizado en la capital, y si fuese así, la capital está en el centro del país, muy lejos en materia de conectividad de los puertos del pacífico y del caribe colombiano.

Con la necesidad de interconectar las regiones y de hacer al país más competitivo, es perentorio  desarrollar  de manera sistemática la infraestructura de transporte multimodal del país, pues en materia de distribución interna, los elevados costos de los productos generan un desafío importante en materia de precio, que difícilmente podrán estar a la altura de los precios de los competidores internacionales.

Por esto, en la medida en la que el Estado acompañe a sus productores en materia de infraestructura, más competitivos se convierten en el mercado internacional y local. Al final del día, el más beneficiado de este tipo de inversiones en infraestructura es el Estado mismo, pues cuantas más utilidades generen los productores, más dividendos reciben sus accionistas, donde uno de los más importantes es el Estado.

Por:

Felipe Jánica Vanegas
Socio de Aseguramiento de EY Colombia
Líder de FAAS

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