El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, presenta cifras confusas sobre las inversiones realizadas por el Gobierno para afrontar la pandemia.
Aunque la información del presupuesto está a disposición de los colombianos, la cantidad de contratos, resoluciones y decretos es compleja de investigar.
El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, presenta cifras confusas sobre las inversiones realizadas por el Gobierno para afrontar la pandemia.
Aunque la información del presupuesto está a disposición de los colombianos, la cantidad de contratos, resoluciones y decretos es compleja de investigar.
Con corte al 5 de octubre, desde el Fondo de Mitigación de Emergencias –Fome–, ente creado por el Gobierno nacional para enfrentar las consecuencias de la pandemia, se han desembolsado 14,7 billones de pesos, de un total de 25,5 billones disponibles.
Las anteriores cifras fueron establecidas por el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana en su artículo Nueva revisión del FOME y los mismos viejos problemas, publicado el 19 de octubre de 2020, en el que realiza una revisión de dichas cifras.
La investigación da cuenta de desembolsos centrados en cuatro áreas principales:
El Observatorio indica que estas verificaciones, que se llevan a cabo cada 15 días, tienen dos fuentes principales: el Portal de Transparencia Económica y la sección de la página web del Ministerio de Hacienda.
Adicionalmente, los datos se contrastan con el sitio sobre Ejecución Presupuestal de los recursos para la emergencia, el cual fue habilitado el pasado 11 de septiembre.
Aunque se han dispuesto más recursos de información para la ciudadanía, navegar la cantidad de contratos, resoluciones, decretos y declaraciones públicas que configuran el complejo entramado de la disposición de recursos para atender la emergencia toma mucho tiempo. El Observatorio indica que una primera revisión de estas informaciones le tomó a la entidad 26 días.
«Esta nueva revisión sobre los ritmos de ejecución al interior del FOME contrasta con las declaraciones emitidas en los últimos días por el ministro de Hacienda, las cuales ratifican que el Gobierno sigue sin informarle a los colombianos cuánto dinero se ha dispuesto para hacer frente a la emergencia», afirma el artículo.
El Observatorio recalca que el 14 de octubre de 2020, por ejemplo, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, participó en la cumbre cafetera, en la que habló de recursos “aprobados” por un valor de 33,8 billones de pesos. Sin embargo, un par de días antes, en una entrevista concedida a El Tiempo, el funcionario habló de 33,7 billones.
«Aunque pudiera parecerlo, no se trata de una diferencia menor», advierte el Observatorio. Estamos hablando de billones –es decir, millones de millones de pesos– 100.000 millones de pesos no son, pues, una cantidad despreciable.
Esta diferencia en los montos que se van reportando recuerda, por ejemplo, el escenario que se vivió en mayo pasado, cuando el Gobierno aseguró, a través del viceministro de Hacienda, que se estaban invirtiendo “cerca de 117 billones de pesos para atender la emergencia”.
Los montos y las inversiones requeridas para hacer frente a una emergencia pueden cambiar permanentemente, ya que al fin y al cabo estamos en medio de una pandemia. Eso no tiene nada de malo y es comprensible.
«El problema gira en torno a que los cambios en los montos asignados, las destinaciones y los desembolsos no se le están contando a los colombianos de una forma proactiva, detallada, clara y transparente. De hecho, el Gobierno no publicó un plan de gastos e inversiones detallado –peso por peso, y no billón por billón– sobre cómo planeaba hacer frente al escenario actual. Y, como vemos, sigue sin hacerlo», advierte el Observatorio.
Han pasado más de siete meses desde que se declaró la emergencia. Aunque devastadora, con graves consecuencias y tan delicada como al inicio, la pandemia ya no es una novedad. Desde el Observatorio se piensa que la negativa del ejecutivo para ser totalmente claro con los ciudadanos sobre cuánto se ha gastado y se planea gastar en este frente, más que consecuencia de hechos inesperados, por momentos pareciera un producto de la indolencia y el desinterés.