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Las IFRS (NIIF) y los niveles de conciencia de los contadores en su rechazo o aceptación para las necesidades nacionales – Hernan A. Rodriguez G.


Hernán RodríguezEs evidente la diferenciación que se presenta en la profesión de Contaduría Pública entre el sector que trabaja la disciplina contable  a nivel de gestión de registros  y el sector que trabaja a nivel de emisión de opinión de aseguramiento de información financiera. Pero esta diferencia no debe seguir alimentando un antagonismo que llega hasta niveles de intolerancia ya que al fin y al cabo son niveles de especialización como los tienen todas las profesiones.

Hay que parar la disposición de algunos sectores a rechazar eternamente los estándares internacionales por una supuesta defensa de lo nacional, pero sin muchos argumentos técnicos. Hay que pararlos con discusiones racionales y no poner atención a los estribillos insultantes. Hay que refutar el rechazo, cuando se esgrimen argumentos emocionales como la capacidad que se tiene a nivel nacional para darnos nuestros propios estándares y como que hay que respetar  nuestra cultura y nuestra tradición latina. Argumentos impertinentes como la defensa de los puestos de trabajo de los contadores. Argumentos de peso ponderado como la de no renunciar a la visión de la contabilidad hacia lo forense y nuestra necesidad de fiscalización societaria. Argumentos excelentes como la aplicación de la lógica deductiva basada en nuestras realidades.

Podría ser que aplicando los niveles de conciencia de Bernard Lonergan a los perfiles de contador  se facilite el estudio del impacto que un cambio hacia estándares internacionales de información financiera guiados por principios puede operar en los profesionales de la contaduría en ejercicio o no de la Contaduría Pública.

Según Lonergan se tiene un nivel de conciencia  elemental cuando uno no se  pregunta nada y la única actividad trascendental es soñar, el contador debería tener un nivel de conciencia empírico donde sus actividades transcendentales sea recordar, percibir y soñar.

Descartando la existencia de contadores con nivel de conciencia elemental, podríamos decir que el gran número de contadores  egresados de programas de contaduría están en poder de conciencia empírica. Este nivel se caracteriza por su apertura hacia la realidad, se experimenta en ella, pero se termina encasillado en las labores mecánicas como sentir-percibir-recordar. Lo grave es que este nivel de conciencia no se cuestiona nada de lo que recuerda, sencillamente aplica. En este nivel vemos ejerciendo a contadores aplicando dinámicas de PUCs, “cuadrando” balances de pruebas  e imprimiendo estados financieros configurados en software contable.

Así en la experiencia se generan unas creencias cuya única arma para su defensa es la emocionalidad, siendo esto un caldo de cultivo de aspiraciones políticas de algunos profesionales no practicantes de la Contaduría Pública.

En el nivel de conciencia denominado por Lonergan como racional, se juzga y se delibera. Aquí nace la pregunta ¿es eso así? Con este nivel de conciencia vemos contadores abierto a la realidad emitiendo dictámenes con opiniones sobre las verdades declaradas por otros en los estados financieros y otras informaciones contables con destino a terceros.  Las IFRS (NIIF) están diseñadas para ser usadas  por los contadores con este nivel de conciencia.

Se es intelectual cuando el nivel de conciencia que impera es el que se pregunta ¿Qué es eso? En este nivel de conciencia las actividades trascendentales son: entender, inquirir, concebir. Donde se está abierto a la realidad haciendo intelección de intelección, se hace inteligible.  Los normalizadores técnicos y los grupos de apoyos al proceso de convergencia hacia IFRS (NIIF) deben usar este nivel de conciencia y abandonar el miedo político.

En este nivel de conciencia  se pasa de las creencias  al entendimiento. Pero una vez que algo es entendido dan lugar a la comprensión necesaria para generar reflexiones que guían el juicio en la formación de opinión para la toma de decisión. ¿Sirven o no sirven los estándares IFRS (NIIF) para nuestras normas? ¿Se recomiendan o no? ¿Por qué si o por qué no?

En marcha hacia estándares únicos de alta calidad y de aceptación mundial a fin de terminar el trabajo comenzado en los reglamentos contables y en la reglamentación de la profesión del contador  público en los años noventa, se propone que a partir de una realidad observada, cuestionada y reflexionada se pueda dibujar una modelo de convergencia hacia IFRS (NIIF) en toda la cadena que gestiona el registro de transacciones comerciales, empresariales y demás   eventos contables.

Independiente de donde se va a usar el modelo de gestión contable se sigue siempre una estructura parecida al siguiente gráfico donde se presenta las funciones básicas de la búsqueda del beneficio económico.

O sea en la búsqueda del beneficio económico cada función básica apunta siempre hacia la definición de Activo, Pasivos, Patrimonio, Ingresos y Gastos. ¡Empecemos por allí!

La práctica contable que no cuestiona, la que usa la conciencia empírica, se enmarca en la mecánica hecho-soporte-dato-código. Aquí se desarrolla la disciplina contable que ha definido el registro de doble partida para las transacciones comerciales que se dan en la cadena de suministro. Fácilmente podemos mecanizar la codificación contable para el registro de la compra y para la venta con una pequeña variación de código cuando en esta operación aparece el crédito de corto plazo.

Esta práctica contable con su saber mecanizado de débitos y créditos se mete dentro de las empresas y ayuda al registro de los eventos que aparecen en la planeación y control  de las operaciones; ayuda también a los eventos que aparecen en las relaciones con los clientes y los proveedores, ayuda en las responsabilidades de administración de tributos propios y ajenos. A la práctica contable de la ingeniería financiera y de los malabares de tesorería se los trata con la misma  mecanización de la financiación a corto plazo: sencillamente son cuentas por pagar y algunas veces por cobrar, al fin y al cabo aumentan por el crédito y se disminuyen por el débito o viceversa.

Los programas de contaduría reciben esta práctica contable de los discursos cortos de los docentes de dedicación fugaz. Sin embargo esta práctica contable que es magistralmente relatada al pie de tableros sucios de tizas y marcadores, a estudiantes boquiabiertos y apuntadores aguzados, sale intacta de esos centros de saberes impregnados y algunas veces disfrazadas de algo que se llama formación integral en algunas universidades públicas. Integralidad en la que se esconde la timidez de enfrentar la realidad que no gusta en las universidades: el oficio y el arte. Se pretende desesperadamente lo científico sin atreverse con la conciencia racional de la disciplina que le es propia.

Con una tropa desguarnecida, desapertrechada, sin comandantes de campos estratégicos y con muchos comandantes de pelotones ocupados en refriegas sin importancia táctica  no se puede enfrentar el reto de una práctica profesional para un mundo globalizado. Así no se puede enfrentar necesidades de racionalidad para ejercer aplicando normas basadas en principios  y en donde se piden juicios de aseguramiento usando actividades trascendentales de la conciencia como: entender, inquirir, concebir.

¿Cómo mover a unos líderes de la profesión hacia algo como IFRS (NIIF), si todavía algunos están en la comodidad del sueño de la conciencia elemental que define Bernard Lonergan?

¿Cómo creer en instituciones reguladoras donde algunos de sus miembros no acreditan nivel de conciencia donde se privilegian las actividades trascendentales: entender, inquirir, concebir. ¿Y entonces quien propone los proyectos de convergencia hacia IFRS (NIIF)? Sin cuatro, tres no pueden ni deben, uno aparece queriendo  y dos aparecen como  que no quieren; a veces dos aparecen queriendo y uno como que no quiere.

¿Y quién les quita  a los contadores los sustos que se les ocasiona sobre sus puestos  amenazados por las NIIF? ¿Quién desmiente los miedos sobre ataques a su profesión? ¿Quién me ayuda a decir que la manera de “llevar contabilidad” no cambia con la IFRS?

Seamos sinceros, a un plan único de cuenta (PUC) siempre lo reemplazará otro PUC. Lo que cambia es la importancia dada a los estados financieros y  a los juicios profesionales por las IFRS (NIIF).

Autor:

CP. Hernan A. Rodriguez G.
globaliconta.blogspot.com
Email:herodri@gmail.com

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