Los contadores públicos de Colombia coinciden en que la profesión contable tiene una gran proyección, y que todo empresario necesita a su lado un contador. Pese a ello, muchos continúan en el pasado, negándose a adaptarse a los nuevos cambios.
Los contadores públicos de Colombia coinciden en que la profesión contable tiene una gran proyección, y que todo empresario necesita a su lado un contador. Pese a ello, muchos continúan en el pasado, negándose a adaptarse a los nuevos cambios.
Luis Raúl Uribe, contador público y docente, afirma que lo bueno de la profesión contable es la gran capacidad de trabajo que tienen los colegas.
«En cuanto a lo malo, en muchos casos, los contadores públicos nos apegamos a los conceptos tradicionales y nos resistimos al cambio. Y en cuanto a lo feo, como ya lo hemos dicho en varias ocasiones, es la competencia desleal en la que incurren muchos de los integrantes del gremio», dice Uribe.
Por su parte, el contador público y exasesor del Consejo Técnico de la Contaduría y de la Junta Central de Contadores, Carlos Humberto Sastoque, dice que lo bueno de la profesión es el creciente ingreso al mercado laboral de las mujeres, que son más honestas y trabajadoras que los hombres.
«Lo malo: la pasividad de los contadores públicos frente a la pésima remuneración y los abusos de los empresarios, y a muchas injustas y absurdas normas legales que les afectan. Lo feo: que, en vez de mejorar, los contadores públicos colombianos están perdiendo reconocimiento y respeto, y no hay una agremiación verdadera que los represente y defienda», afirma Sastoque.
Para Nally Marcela Rojas Naranjo, contadora pública y consultora senior de Global Financial Managers SAS, lo bueno es que todos los comerciantes y empresarios necesitan un contador público.
Lo malo es que el profesional contable trabaja muchas horas por tan poco salario. «Pienso que esto se debe autoevaluar para tener una mejor calidad de vida». Finalmente, en cuanto a lo feo, «muchas veces nos negamos a nuevos retos que presenta el mercado simplemente por no tomar el riesgo, sabiendo que podemos lograr ser excelentes asesores empresariales».
Óscar Darío Morales, contador público y quien fuera miembro de la Comisión de Expertos que elaboró la propuesta de la reforma tributaria estructural, afirma que lo bueno es que «tenemos una linda oportunidad como es la de mejorar la imagen de nuestra profesión».
La parte negativa de la profesión consiste en que «aún creemos que el mundo no cambia y no nos preocupamos por ser protagonistas del momento crucial en que estamos en el sector privado». Finalmente, lo feo, según Morales, es que «nos prestamos para promover la corrupción, la evasión y la elusión».
Para Héctor Jaime Correa, presidente de la Federación de Contadores Públicos de Colombia, lo bueno es la internacionalización de nuestros servicios profesionales.
«Lo malo: la falta de concientización en educación continuada y capacitación permanente, acompañada del temor al cambio. Lo feo: la competencia desleal y la falta de tarifas para el cobro de nuestros servicios profesionales», recalca Correa.
Gabriel Vásquez Tristancho, contador público, magister en economía y socio de impuestos de Baker Tilly Colombia, por su parte, dice que lo bueno son los cambios hacia lo global.
«Lo malo: el quedarse en el pasado. Lo feo: seguir pensando que el problema de la profesión está por fuera de nosotros y no en nuestro interior», reflexiona Tristancho.