Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Los auditores deben estar en alerta máxima


El auditor jefe de AICPA, Bob Dohrer, nos dice que «los auditores deben estar en alerta máxima», todo esto debido a los cambios que la pandemia provocó en la auditoría, al pasar de una vida totalmente presencial a una perspectiva remota.

Desde el punto de vista actual, no solo cambió nuestra vida a nivel personal o social, sino que afectó la vida laboral de cada uno de los profesionales. Los auditores buscan adaptarse a los cambios, y se ajustó la forma de hacer la auditoría generando retos que se deben afrontar. A pesar de ello, no se debe dejar de lado la calidad de la auditoría. Mientras la auditoría tenga que ser remota, se deben seguir aplicando las normas de auditoría. Aunque no todos estén satisfechos con esta modalidad, hay que garantizar que todos los procesos se hagan de la mejor manera.

El primer reto es la planificación. Se debe planear la tecnología que se va a utilizar, de tal manera que se garantice la seguridad en la transmisión y recopilación de información. El segundo reto es combatir el riesgo de fraude. Se debe planear adecuadamente cómo identificar los riesgos adicionales que se puedan presentar en la información financiera, que surgen con esta nueva situación. No se puede confiar solamente en el control interno, se deben fortalecer los procedimientos para identificar y evaluar los riesgos más relevantes con la situación actual; esta evaluación debe adecuarse y no se puede basar únicamente en la indagación, sino que se debe considerar la evidencia de los controles que ha establecido o modificado la entidad para evitar, detectar y corregir los fraudes.

La evidencia es uno de los elementos más importantes que permite demostrar que la auditoría es de calidad. Esta evidencia se debe transformar; por ejemplo, se vio afectada la evidencia de la inspección física de los inventarios, lo que lleva al auditor a fortalecer otros procesos alternativos como el uso de tecnologías, fotografías y videoconferencias.

Dohrer plantea que un reto para la auditoría es la transformación de la evidencia; normalmente, la evidencia está en papel y en físico. En las circunstancias actuales es más eficiente tener la evidencia por medios electrónicos o con información en bases de datos. Esto no siempre es posible y por ello es importante aprender a utilizar herramientas adecuadas y sitios web seguros. De otro lado, la comunicación entre auditores y auditados se debe trasformar para que sea ágil aun en entornos virtuales. Hay formas para solucionar estas dificultades de comunicación, como videoconferencias, transferencia de archivos y otras ayudas que le permitan al auditor resolver las inquietudes de forma ágil.

La modalidad virtual tiene más ventajas que desventajas: se ahorra y se gana tiempo, el auditor trabaja a su ritmo, se mejora la utilización de tecnologías y bases de datos, lo que al parecer será un gran avance para la auditoría.

María Paula Camelo
Editora de Contrapartida
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 5772, 12 de abril de 2021

 


 

María Paula Camelo
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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