El grupo etario de los más jóvenes ha mostrado un importante avance en términos de tenencia de productos financieros. No obstante, persisten retos en el acceso a productos de crédito.
Recientemente, Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera publicaron el Reporte de inclusión financiera 2020. Este destacó avances en el acceso a productos financieros de los colombianos, así como en su uso. En efecto, entre 2019 y 2020, 2,6 millones de adultos abrieron un producto financiero, mientras que un año atrás este incremento fue de 1,4 millones.
Este progreso en el acceso a productos financieros se dio en los diferentes grupos etarios. No obstante, vale la pena resaltar que el grupo que mostró la mayor expansión fue el de las personas con edades entre los 18 y 25 años, los más jóvenes. Durante 2020, más de 670.000 de ellos abrieron un producto financiero, lo cual se explicó por la apertura de productos de depósito. En consecuencia, cada vez más jóvenes tienen la posibilidad de hacer, por ejemplo, compras, transferencias o pagos sin la necesidad de usar efectivo.
Entre los diferentes productos de depósito, se observó que los jóvenes prefirieron alternativas más digitales, como las cuentas de ahorros de trámite simplificado o los depósitos electrónicos. Ambos evidenciaron una expansión anual, entre 2019 y 2020, superior al 78 %. Estos resultados van en línea con la naturalidad con la que numerosas personas con dichas edades interactúan con la tecnología.
Pese a los avances, el acceso al crédito sigue siendo un reto para este grupo etario. La inexistencia o el poco historial crediticio y los problemas del mercado laboral, que hacen que no se cuente con una fuente de ingresos constantes, son algunas talanqueras para la financiación de sus proyectos. Además, en ocasiones, se desconocen aspectos asociados a la solicitud del crédito, las tasas de interés o el plazo que más se ajusta al flujo de caja.
Un camino para superar este obstáculo es el uso constante de productos de depósito, esos mismos que crecieron en el último año. Estos ayudan a construir historial financiero, que luego abre las puertas a la financiación formal. Ya hay entidades que usan la información transaccional para generar calificaciones crediticias alternativas.
En medio de un contexto en el que los jóvenes reclaman más oportunidades, el sector financiero sigue ofreciendo alternativas para acercar su oferta de servicios a esta población. La coyuntura generada por la pandemia y los programas de transferencias monetarias, como Jóvenes en Acción, ayudaron a impulsar el salto. Estos desarrollos, sumados a políticas de promoción del empleo joven e iniciativas crediticias, como las promovidas por el Icetex y el Ministerio de Vivienda, sin duda serán motores para la construcción de equidad a través de la prestación de servicios financieros.
Daniela Londoño Avellaneda
Experta en innovación financiera de Banca de las Oportunidades