Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Mal hacen los contadores que soportan los cambios hasta la negociación de un nuevo contrato


La cultura contable sigue siendo muy baja. Por ejemplo, aún hay administradores que piensan que al día siguiente a la terminación de un mes se puede contar con estados financieros.

Dicha cultura depende primordialmente de las acciones de la profesión contable dentro del público, es decir, a todos los niveles. Las cosas eran distintas como a finales del siglo XIX, en el cual la contabilidad era enseñada en la educación media.

Si los contadores se cuidaran de preparar cuidadosamente las minutas de los contratos que suelen celebrar con los clientes, a fuerza de hacer todos lo mismo o parecido, los clientes terminarían aprendiendo el modo de proceder.

Si a punto de culminar un contrato el administrador decide requerir información que solo puede prepararse adentrándose en el período siguiente, hay formas de reaccionar. Negarse y justificarse en la falta de remuneración no es algo que usualmente se entienda. El profesional de la contabilidad debería elaborar un escrito detallado en que se enumeren los pasos a seguir, el tiempo necesario para realizarlos, el equipo que debería intervenir y los demás asuntos necesarios para que se trate de una cotización completa. Recuérdese que en principio solo hay seis (6) días para aceptar o negar una oferta. Si el cliente acepta se habrá cumplido la exigencia de pactar previamente y por escrito la remuneración y ya no habrá tantos malentendidos. Si no acepta, le quedará claro por qué un profesional no acepta atender su solicitud.

Un buen contrato debe prever el mejor momento de terminación, el cual ciertamente no es el 31 de diciembre de cada año, porque para muchos la sensación será que el profesional abandonó la tarea. Peor aún: hay quienes piensan que los contables aprovechan para chantajear.

Ahora bien: hay compañías que, por disposición de sus órganos o por solicitud de autoridades, tienen que enviar su información de cierre dentro de los diez (10) días siguientes a la terminación de cada mes. Estas se organizan para cumplir con esas exigencias y usualmente las alcanzan. Es decir: la estructura del sistema contable y el equipo de personas dedicado a trabajar en él hacen posible lo que a un contador independiente se le escapa de las manos.

Cuando un cliente crece debería tener claro los ajustes que debe hacer en su organización. Mal hacen los contadores que soportan los cambios hasta la negociación de un nuevo contrato. A veces el cliente no es consciente del apoyo que está recibiendo. Muchos profesionales procuran que el cliente no sepa cómo se trabaja para así no tener reproches. Por ejemplo, no cuentan que solo pueden hacerse cargo de una nueva cuenta porque habrá un auxiliar que se ocupe de ella. La desinformación de los clientes es fuente de muchos problemas. En cambio, la transparencia promueve mejores relaciones, pues ayuda a la formación de decisiones razonables.

La formación de los clientes es una gran inversión.

Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 4972, abril 20 de 2020

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones Contrapartida son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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