Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Muchos auditores centran sus observaciones en los empleados y no cubren a los administradores – Hernando Bermúdez Gómez


La Association of Certified Fraud Examiners publicó recientemente su Report to the Nation on Occupational Fraud and Abuse. Según se lee en él: “(…) The CFEs who participated in our survey estimated that the typical organization loses 5% of revenues in a given year as a result of fraud. (…)”. Esta estimación es material para la gran mayoría de empresas.

El informe precisa: “(…) Asset misappropriation was by far the most common form of occupational fraud, occurring in more than 83% of cases, but causing the smallest median loss of $125,000. Financial statement fraud was on the other end of the spectrum, occurring in less than 10% of cases but causing a median loss of $975,000. Corruption cases fell in the middle, with 35.4% of cases and a median loss of $200,000. (…)”.

Como todos sabemos, se supone que al control interno corresponde la protección de los activos, la generación de información financiera razonable y el cumplimiento de las disposiciones aplicables. Es decir: los administradores son responsables de evitar el fraude. Adviértase: “(…) The perpetrator’s level of authority was strongly correlated with the size of the fraud. The median loss in a scheme committed by an owner/executive was $703,000. This was more than four times higher than the median loss caused by managers ($173,000) and nearly 11 times higher than the loss caused by employees ($65,000). (…)”

Como lo señalamos en otra oportunidad, de poco vale poner líneas de defensa, una encima de otra, cuando los fraudes provienen del interior, incluidos los propietarios y los administradores. “(…) The most prominent organizational weakness that contributed to the frauds in our study was a lack of internal controls, which was cited in 29.3% of cases, followed by an override of existing internal controls, which contributed to just over 20% of cases. (…)”.

Con todo, “(…) As in previous studies, external audits of the financial statements were the most commonly implemented anti-fraud control; nearly 82% of the organizations in our study underwent independent audits. Similarly, 81.1% of organizations had a code of conduct in place at the time the fraud occurred. (…)”.

Obsérvese que en muchas empresas los auditores dependen realmente de las juntas directivas, que los eligen y los supervisan a través de los comités de auditoría. En otras, el que manda y supervisa a los auditores es el principal ejecutivo (representante legal). Así las cosas, los administradores son los que más conocen cómo actúa el auditor y, consecuentemente, son los que están en la mejor posibilidad de incurrir en fraudes. Debido a que muchos auditores centran sus observaciones en los empleados y no cubren a los administradores, a estos les queda fácil introducir al sistema de información administrativo documentos mentirosos, que termina reflejados en la contabilidad. Por tanto, es razonable que haya quienes quieran que los auditores sean elegidos por los dueños minoritarios. ¿Qué opina?

Hernando Bermúdez Gómez

Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 2362, octubre 3 del 2016

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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