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Muchos estudios han tratado de dilucidar por qué hay tanta evasión


Uno de los mayores problemas de la sociedad colombiana es la evasión de impuestos. La situación es muy compleja porque “hay pájaros tirándole a las escopetas”.

El Estado trata de luchar contra la informalidad, en la cual se encuentran individuos y organizaciones muy distintas. Se sabe que la delincuencia organizada se esconde en ella, pero esto no quiere decir que todos los evasores sean terroristas o algo parecido.

Hay muchos estudios que han tratado de dilucidar por qué hay tanta evasión. Se puede sostener que el pacto inicial (“páguenme impuestos a cambio de defenderlos”) ha perdido todo sentido. Es decir, el Estado no ha resultado capaz de cumplir con todo lo que promete. No solo las tareas son muy grandes. Se desconoce la realidad. Hay muy pocas personas competentes y muchas de estas no quieren ser funcionarios públicos. La corrupción está presente en toda la estructura estatal quitándole mucha eficiencia y autoridad.

Con base en algunos estudios podemos diferenciar quiénes tienen poco para atender las necesidades de una vida social digna, de otros a los cuales les sobra pero desean mucho más. Los primeros suelen desarrollar sentimientos hostiles contra el establecimiento, al que consideran un extractor injusto que no retribuye mayor cosa.

De poco sirven a las personas los bienes públicos cuando en la mesa de su hogar no hay buena alimentación y cuando las oportunidades de empleo no responden a sistemas que se caractericen por la igualdad de oportunidades.

La posición de no pagar impuestos, originada en los bajos ingresos, se aumenta cuando se revela cómo el Estado ayuda a las empresas y a las personas más adineradas a aumentar su riqueza, generalmente creando estructuras legales favorables para quienes tienen ciertas posibilidades. Este es el juego político: “yo te elijo para que luego me retribuyas con autorizaciones, aprobaciones, exenciones, amnistías y remisiones”.

No existe un sentimiento de desarrollo colectivo. Cada cual está luchando por su propia familia y no cabe esperar que se le tienda la mano, a no ser que se involucre dentro de organizaciones dedicadas a la corrupción que extrae del Estado miles de millones de pesos para beneficiar intereses particulares. Puede que haya sentencias; lo que no hay es recuperaciones o recaudos.

Muchos profesionales viven de aconsejar cómo manejar los impuestos, de forma que no se pague salvo lo que no tiene vuelta de hoja. Mientras haya una rendija para ponerse a salvo, la posición es aprovecharla, entendiéndose que si es legal es moral.

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El Estado no puede seguir perdiendo dinero a manos llenas y sobreviviendo mediante créditos. Es preferible liquidar ese establecimiento y crear otro. ¿Es esto posible en el mundo actual? No parece, porque los extremos no saben llegar a acuerdos, sino que pretenden imponer su punto de vista. Nadie quiere vivir subyugado.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 4726, noviembre 18 de 2019

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana
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