Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

¿Nueva ofensiva contra el 4×1.000?


¿Nueva ofensiva contra el 4×1.000?
Actualizado: 21 marzo, 2012 (hace 12 años)

Aquí hablaremos sobre...

  • El Gobierno carece de argumentos para mantenerlo
  • Tres razones por las que el 4×1.000 es negativo
  • ¿Qué viene ahora entonces?
  • Una cifra

Un nuevo capítulo en la lucha contra el 4×1.000 se inició el viernes pasado, cuando se presentó un Proyecto de Ley para acabarlo «de un sólo tajo».

Un nuevo intento por eliminar el 4×1.000 se inició luego de que el pasado viernes, 16 de marzo, se radicó el Proyecto de Ley 193 de 2012, que busca eliminar de una sóla este impuesto al que por el pasar del tiempo se le ha culpado de ser el principal obstáculo para la bancarización, del retroceso en el uso del efectivo en Colombia y de incentivar a la ilegalidad.

Vale la pena recordar que este impuesto era temporal, y ya lleva un espacio de 14 años, además su tasa se ha venido ajustando para arriba, ya que inició en el 2×1.000 y hoy ya vamos en el 4×1.000.

En octubre del año pasado, el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, había hablado de un desmonte gradual del impuesto. La idea era que para el primero de enero de 2014 pasaría a un impuesto de 2×1.000, el primero de enero de 2016 bajaría a 1×1.000 y el primero de enero de 2018 desaparecería completamente.

La directora ejecutiva de Afic, Clara Escobar, dice al respecto que si lo que se está buscando es bancarizar a la mayoría de los colombianos, esto no se logra sólo desmontando el 4×1.000 sino llegando a un acuerdo con el sistema financiero, que es el real beneficiado; disminuyendo los costos para los usuarios, colocando tarifas razonables y justas, por supuesto, bajo la supervisión de los entes encargados.

El Gobierno carece de argumentos para mantenerlo

El representante a la Cámara, David Barguil Assis, es quien ha tenido esta iniciativa y como publica Portafolio, su mayor argumento es que el Gobierno ya no tiene argumentos para mantener un impuesto de esa naturaleza, toda vez que, para su propia sorpresa, el recaudo de impuestos batió récord el año pasado al totalizar más de 86 billones de pesos.

Además, el país experimenta un evidente incremento de la inversión extranjera, a lo que hay que sumarle el ‘boom’ minero energético. “Para nadie es un secreto que su única justificación es generarle caja al Gobierno, pero con la situación actual esa razón se cae de su peso”, asegura Barguil.

Tres razones por las que el 4×1.000 es negativo

Primero. Recuerda a los impuestos de corte medieval o colonial, donde el Gobierno, para financiarse, coge lo que pueda. El cobro del 4×1.000 no está ligado ni a la generación de utilidades ni a la capacidad económica de quienes lo pagan.

Segundo. Entorpece el sistema de pagos y el bancario. Frena la bancarización de los pequeños usuarios, que aprecian como los costos de mantener y operar una cuenta bancaria son altos y, sobre todo, difíciles de cuantificar con precisión.

Tercero. Los esfuerzos empresariales que debían concentrarse en la generación de valor y en la obtención de eficiencias, se enfocan en muchas ocasiones en diseñar esquemas para reducir los pagos del 4 por mil.

¿Qué viene ahora entonces?

El proyecto se presenta como ley y debe pasar por un trámite de cuatro vueltas. Primero en la Comisión Tercera de la Cámara y luego en su Plenaria; pasa después a la Comisión Tercera del Senado y luego a su Plenaria, por lo que se estima que en esos trámites se puede tardar cerca de un año.

Habrán dos debates en esta legislatura y dos en la próxima, y si la iniciativa tiene acogida, pasará a sanción presidencial para convertirse en Ley de la República.

Una cifra

En 2011, los ingresos por concepto del 4×1.000 alcanzaron los cinco billones de pesos, según la DIAN.

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