Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Nueva Reforma Tributaria Nacional – Luis Hernando Franco Murgueitio


Mucho se debate sobre el tema de las modificaciones que quieren, y deben, hacerse en materias sustantiva (de fondo) y procedimental (de forma) al Sistema Tributario Nacional.

Son ciertas las advertencias que lo señalan como complejo, generador de desestímulo empresarial, casuista, inequitativo, alejado de la realidad empresarial mundial, desarticulado, e instigador de evasión y corrupción tanto por su conformación como por su administración.

Ante tal situación, preocupante y grave, debemos advertir el indispensable cuidado que debe tenerse para no incrementar las tasas efectivas y para no entrabar más aún la maraña que ahora existe para cumplir con lo fiscal.

El cambio ha de tocar el fondo de las cosas para ofrecer equidad; simplificación; transparencia; eficiencia; y seguridad jurídico tributaria a todos los negocios, no solo a aquellos que quieren, y pueden, celebrar «contratos de estabilidad», vergonzosa confirmación ellos de la falta de orden y de permanencia en el sistema.

La reforma habrá de hacer equivalentes las condiciones fiscales de los diferentes actores; igualar los parámetros contable, comercial y tributario; respetar políticas impositivas establecidas tiempo atrás, que se encuentran en aplicación y desarrollo por los contribuyentes; cumplir la lealtad empresarial respetando beneficios fiscales ofrecidos en épocas anteriores, precisamente para salir de una crisis; dar una verdadera entrada al fondo sobre la forma (atemperándose así a la Constitución Nacional); y eliminar toda opción de subjetivismo para calificar la correlación entre ingresos y gastos.

Digamos desde ya que la Reforma no es necesaria desde el punto del ingreso porque el tema presupuestal se soluciona con lo que hay, aplicando dos medidas administrativas: una, la fiscalización a la generalidad de la población; y otra, el taponamiento de las venas rotas de la corrupción.

No hay país que pueda desarrollarse, ni presupuesto que alcance, cuando el desgreño y la podredumbre ética se enseñorean en la cosa pública. Lo que debe implementarse entonces es una valiente y decidida guerra a la informalidad y al contrabando, meter en cintura fiscal a los omisos y evasores, y ejercer con vehemencia penas privativas de la libertad para el corrupto, para el corruptor y para el juez que mal aplique la ley.

No debemos quedarnos en el manido argumento y la simple herramienta de «aumentar los recaudos» por la fácil vía de las tasas efectivas (así las nominales bajen). Hagámosle a la cultura de «todos en el escenario», y que vayan a la cárcel quienes sustraen para sí o para terceros aquello destinado a las necesidades generales, nunca para favorecer bolsillos particulares.

Si aumentamos los ingresos porque los impuestos los paguen todos, no solo los formales; y si cerramos la alcantarilla de la ruin y asqueante sustracción de los dineros públicos, veremos un país que hará superavitario su presupuesto fiscal.

Hagamos una Reforma Tributaria para agilizar y dar eficiencia a los negocios; al tiempo ejecutemos un ataque frontal a la evasión, al contrabando, a la corrupción y a la impunidad. Con ello veremos que Colombia sí tiene con qué !.

Autor:

Luis Hernando Franco Murgueitio
Director
FRANCO MURGUEITIO & ASOCIADOS S.A – ASESORES LEGALES Y TRIBUTARIOS

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