La dinámica de la relación entre el auditor y la empresa va a experimentar una notable evolución gracias a la aplicación de herramientas tecnológicas avanzadas, con ventajas no solo para los gestores de la empresa y los auditores, sino también para los grupos de interés que operan en el mercado.
La dinámica de la relación entre el auditor y la empresa va a experimentar una notable evolución gracias a la aplicación de herramientas tecnológicas avanzadas, con ventajas no solo para los gestores de la empresa y los auditores, sino también para los grupos de interés que operan en el mercado.
María Lacarra, socia de auditoría y responsable de metodología en auditoría de KPMG en España, en su artículo La nueva era de la auditoría (I): Las nuevas tecnologías mejoran la comunicación entre auditor y auditado, asegura la forma en que las tecnologías emergentes están transformando la auditoría.
«Nos ofrecen emocionantes posibilidades para las capacidades de la auditoría, permitiendo analizar conjuntos de datos cada vez mayores con más precisión y granularidad. Pero esto no sucederá de manera aislada en las firmas de auditoría; las empresas también desarrollarán a gran velocidad nuevas herramientas y adaptarán las tecnologías para transformar sus procesos», afirma Lacarra.
Desde su punto de vista, las tecnologías van a mejorar la comunicación y la colaboración con las organizaciones que los profesionales contables auditan, y es muy probable que la relación con los clientes sea cada vez más interactiva y continuada, a medida que el flujo de datos entre la empresa y el auditor pase a ser más constante.
Existen plataformas tecnológicas que permiten gestionar las peticiones y recepción de información de forma centralizada, «evitando el uso masivo de correos electrónicos y permitiendo una trazabilidad y seguimiento en cada momento del avance de la auditoría», explica Lacarra.
Las empresas, por su parte, están presentando tendencias para racionalizar y estandarizar sus sistemas financieros, filtrando y limpiando sus datos, para aplicarles un formato único estandarizado, lo que ayudará a sus departamentos de auditoría interna y finanzas, así como a los auditores a explotar estos datos de una forma más automática y establecer parámetros comparables empresa a empresa.
«No hay duda que las nuevas tecnologías representan un camino por recorrer para auditores y empresas por igual. Aspectos como analizar la posibilidad y el modo de sacar partido del blockchain, en qué medida implantar sistemas en la nube y a qué áreas del negocio aplicar la robótica y la inteligencia artificial son, todas ellas, cuestiones urgentes para organizaciones de todos los sectores. Tendremos que auditar las implantaciones que realicen y utilizar las nuevas tecnologías como apoyo para ejecutar nuestra auditoría en paralelo», reflexiona Lacarra.
Todo apunta a que la dinámica de la relación entre el auditor y la empresa va a experimentar una notable evolución gracias a la aplicación de herramientas tecnológicas avanzadas, con ventajas no solo para los gestores de la empresa y los propios auditores, sino también para los distintos grupos de interés que operan en el mercado.
Como conclusión, expresa Lacarra, la tecnología unida al conocimiento profesional del auditor permite reforzar la cadena de valor y confianza que se pone en marcha al someter a revisión unos estados financieros.
En el artículo 10 tendencias en Auditoría Interna, elaborado por Alberto Dosal, socio de asesoría en auditoría interna, riesgo y cumplimiento de KPMG en México, el autor afirma que la auditoría debe encontrar la oportunidad de desafiar el momento actual, para mejorar la gestión de riesgos, robustecer los mecanismos de control e identificar eficiencias operativas y reducciones de costos a lo largo de la organización.
«La automatización inteligente está transformando el mundo empresarial y tiene el poder de incrementar exponencialmente la velocidad, alcance, calidad, precisión y eficiencia operacional en las organizaciones». Sin embargo, al implementar procesos de transformación digital tan relevantes, una auditoría debe asegurar que se cuente con un gobierno corporativo y un marco de gestión de riesgos actualizado a los nuevos procesos, para así asegurar que los riesgos relacionados con los programas de automatización hayan sido identificados, evaluados, mitigados, o en su caso, aceptados.