Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Santiago Castro, presidente de Asobancaria, es autocrítico al afirmar que el gremio ha fallado en explicarle a los colombianos que los activos del sistema financiero nacional no son la riqueza de unos pocos, sino el ahorro del público y el patrimonio de un gran número de pequeños accionistas.
Santiago Castro, presidente Asobancaria afirma que Colombia debe conocer el decidido aporte del sector financiero al crecimiento de la nación, representado en la generación de valor agregado y empleo formal, en la financiación del sector real y proyectos de infraestructura, y en el manejo eficiente de las finanzas públicas.
«En la última década nuestro crecimiento promedio anual fue de 6,6 %, casi doblando la tasa de crecimiento del PIB nacional durante el mismo período que alcanzó el 3,5 %, lo que nos convirtió en la más potente locomotora relativa a nuestro tamaño. Esto también nos permitió generar 98.000 nuevos empleos formales directos para llegar hoy a un total de 318.000 empleos bien remunerados. Al mismo tiempo, logramos apalancar el 36 % de las obras 4G con cierre financiero, a pesar de los múltiples problemas y obstáculos que han enfrentado», destaca Castro.
Frente a la realidad fiscal, el presidente de Asobancaria explica que la participación del sector financiero en el recaudo resulta ser 2,8 veces nuestro peso en el PIB nacional; la relación más alta entre todas las ramas de la actividad productiva.
Castro también recalca que para la adquisición de vivienda el sector financiero nacional ha desembolsado en los últimos diez años 1,3 millones de créditos hipotecarios, de los cuales 533.000 tuvieron coberturas en tasa de interés, programas exitosos como lo ha sido también la financiación para la construcción de 103.000 viviendas gratis.
«Muy posiblemente, hemos fallado en lograr explicarle a la opinión que nuestros buenos balances son buenas noticias para el país, o que nuestros activos no son la riqueza de unos pocos, sino el ahorro del público y el patrimonio de decenas de miles de pequeños accionistas», afirma Castro.
El dirigente gremial admite su frustración al confirmar que la banca en general no goza del aprecio de sectores considerables de la población. «Sin embargo, notamos que cuando se le pregunta a alguien su opinión sobre su banco, donde tiene su cuenta, las respuestas positivas alcanzan el 82 %. Lo que quiere decir, paradójicamente, que quienes hablan mal de la banca, hablan bien de su banco», dice.
«Nos hemos esforzado, de manera especial y de la mano del Gobierno, en llegar a las poblaciones más vulnerables con productos gratuitos de ahorro simplificado, que cubren hoy en día alrededor de 8 millones de usuarios. Asimismo, en muchas entidades el acceso a cuentas con gratuidad en cuota de manejo, consultas, retiros y transacciones dentro de la misma entidad se ha vuelto una constante, no obstante el costo de desplegar y mantener la infraestructura», explica el dirigente gremial.
El presidente de Asobancaria es consciente de los grandes retos que se deben afrontar en la próxima década, no solo como sector, sino como país. La informalidad, y el sobreuso del efectivo como una de sus más nefastas consecuencias, nos impiden intermediar mejor los recursos del público, contribuyendo así a la evasión tributaria y a actividades delictivas como el “gota a gota”, que ahoga a sus víctimas con tasas de interés extorsivas, explica Castro, quien a su vez recalca que por parte del gremio que él dirige tendrán que incluir financieramente a 1,2 millones de personas, para cumplir las metas fijadas en el Plan Nacional de Desarrollo –PND– para el 2022.
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