Cuando hablamos de estrategia en las empresas, nos referimos, entre otras cosas, a escoger, tomar decisiones, competir y ser sostenibles en el tiempo. El pensamiento estratégico hace alusión a pensar en aras de ser viables en el futuro, generando transformaciones sin culpa ni trauma.
Cuando hablamos de estrategia en las empresas, nos referimos, entre otras cosas, a escoger, tomar decisiones, competir y ser sostenibles en el tiempo. El pensamiento estratégico hace alusión a pensar en aras de ser viables en el futuro, generando transformaciones sin culpa ni trauma.
Desarrollar la capacidad de pensamiento estratégico, a nivel de las personas, requiere curiosidad. Las preguntas son el idioma de la estrategia; ser un observador crítico que pregunta y escucha, que se arriesga a mirar desde varios ángulos para aprender y hacer conciencia de su entorno y de quienes lo rodean, es necesario para ser estratégico. Así mismo, tomar distancia del propio círculo de influencia para procurar ver el bosque completo más allá de los árboles, y así lograr detectar patrones y relaciones de causalidad, es vital para trascender en el pensamiento táctico.
Con el pensamiento lateral desarrollado por Edward De Bono y sus 6 diferentes tipos de pensamientos, rompemos patrones naturales de ser, sentir y actuar. La técnica se basa en que, mediante provocaciones del pensamiento alterno, logremos apartarnos del camino habitual y de las zonas de confort, con el fin de que directivos, líderes y equipos multidisciplinarios sean capaces de romper paradigmas de conductas, alcanzando la meta y el más alto desempeño.