Gustavo Cote, exdirector de la Dian afirma que la eliminación de este impuesto es una aspiración frustrada. Por otra parte, para Camilo Rodríguez, director de impuestos de KPMG, el 4 x 1.000 es un tributo muy importante en términos de recaudo. La ley de financiamiento no eliminaría este tributo.
Gustavo Cote, exdirector de la Dian afirma que la eliminación de este impuesto es una aspiración frustrada. Por otra parte, para Camilo Rodríguez, director de impuestos de KPMG, el 4 x 1.000 es un tributo muy importante en términos de recaudo. La ley de financiamiento no eliminaría este tributo.
Desde 1999 se gravan los movimientos financieros en Colombia, y con la Ley 1819 de 2016 el gravamen a los movimientos financieros –GMF–, también conocido como el 4×1.000, se estableció de forma permanente. Con el proyecto de ley de financiamiento este impuesto seguirá vivo.
Como lo publica el Consejo Privado de Competitividad –CPC– en su Informe Nacional de Competitividad 2018-2019, publicado el 1 de noviembre de 2018, en América Latina solo siete países cuentan con algún tipo de gravamen a las transacciones financieras.
Desde la entidad se piensa que “tributos como este obstaculizan el acceso al crédito, distorsionan las actividades del mercado de capitales y promueven la economía informal, al igual que la evasión y elusión de las cargas tributarias”.
La posición de la entidad es tajante al afirmar que el 4×1.000 se debe eliminar, ya que este impuesto impone costos elevados, los cuales terminan limitando el acceso al crédito, en particular para los hogares pobres y empresas pequeñas, generando una mayor informalidad.
“De continuar con la decisión de mantenerlo por una consideración sobre el recaudo, es necesario permitir la deducibilidad del 100 % en el impuesto sobre la renta”, indica el informe.
Gustavo Cote, exdirector de la Dian dijo en diálogo con Actualícese que la eliminación del 4×1.000 es una aspiración frustrada. «Cada vez que se hace una reforma tributaria, el Gobierno de turno termina dejándolo vigente por el importante monto de los recaudos que origina, aspecto que pesa mucho más que las razones técnicas que existen para justificar su eliminación», afirma.
Para Cote, este impuesto, a pesar de que estimula las transacciones en efectivo, y por esta vía la informalidad, es la razón fundamental en la cual se cimienta el proyecto de ley de financiamiento. Es una opción existente para mantener los recaudos tributarios actuales, y así no afectar más el presupuesto nacional.
Por su parte, Camilo Rodríguez, director de impuestos de KPMG dice en entrevista con Actualícese que este gravamen se ha convertido en un tributo muy importante en términos de recaudo, y en el corto plazo no se vislumbra un mecanismo que sustituya o compense el ingreso corriente que genera ese impuesto.
«Por lo menos se propone que el 50 % sea tratado como descuento en renta, lo cual representa un doble efecto: por una parte, una reducción efectiva al 2 x 1.000 para los contribuyentes que lo paguen; por otra, conlleva a promover el uso de los canales financieros y, por ende, reducir la evasión», resalta.
Sobre este impuesto, Horacio Ayala, exdirector de la Dian opina: «soy partidario de no eliminar el cuatro por mil, sino de convertirlo en una retención en la fuente para que lo puedan descontar los que declaren renta».
La comisión de expertos de la reforma tributaria de 2016 recomendó la permanencia del 4×1.000 porque: “es un impuesto de fácil recaudo, que genera recursos importantes al fisco, y cualquier otro tributo que sustituyera su recaudo actual también tendría efectos nocivos”.