Internet hace parte de la cotidianidad de las personas. Sus espacios íntimos y públicos están relacionados con esta tecnología. Sin embargo, la apropiación de la misma sigue estando en una etapa muy instrumental, donde la herramienta es lo que prima y no los procesos que pueden desarrollarse con ella. Un ejemplo claro es la evolución del teletrabajo.
Desde la popularización de internet, incrementar la conectividad y el uso de los dispositivos de navegación en el ciberespacio, ha ocupado la atención de los gobernantes, educadores, empresarios y, en general, de los individuos que encuentran en esta herramienta, una posibilidad de inclusión.
E teletrabajo consiste en realizar una actividad económica por fuera de las instalaciones centrales de las empresas, en las que se utilizan las tecnologías de información y comunicación para entregar los productos asignados.
Para teletrabajar es necesario tener competencias tecnológicas que permitan maniobrar con artefactos y programas específicos de cada tarea; pero son las competencias comportamentales las que adquieren mayor valor en esta modalidad laboral.
La autoeficacia, como lo indica la investigadora española Eva Cifre, debe primar al momento de diseñar perfiles para teletrabajadores. Es decir, una persona que tenga la capacidad y el conocimiento para desarrollar sus procesos de manera responsable y autónoma sin que la supervisión presencial sea indispensable para cumplir con las metas propuestas.
Sin embargo, la instrumentalidad se ha convertido en la meta de los proyectos de formación de las diferentes instancias involucradas en el proceso de incorporación del teletrabajo: manejar dispositivos con software sofisticados, que si bien son necesarios, hacen parte de la forma y no del fondo.
Sí, es cierto que cada teletrabajador debe saber interactuar con programas y equipos que le permitan realizar sus tareas, pero lo más importante es el proceso que desarrolle con esas herramientas, en el que logre identificar las potencialidades que tienen las TIC que puedan contribuir a la innovación y productividad en su labor. Es necesario trascender el instrumento, hallar el cómo de la herramienta. En definitiva, urge el cambio del chip.
Herlaynne Segura J.