Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Stupendo, Seres y Gosocket son tres de las compañías que ya han sido autorizadas por la Dian para ser proveedores tecnológicos de factura electrónica. Desde el punto de vista de sus líderes, se verán los beneficios en competitividad, ahorro de tiempo y optimización de recursos.
La factura electrónica ya se encuentra compitiendo en carrera contra reloj en el país, al primero de enero de 2019 cientos de empresas deberán estar emitiendo este documento de forma electrónica. Bajo este contexto, Colombia entra en una maratónica recta final en cuanto a la preparación y adecuación de los cambios que trae el modelo de facturación electrónica.
Las compañías deben tener en cuenta que la Dian estableció como meta –dentro del marco de la masificación– que 50.000 empresas facturen el 100 % de sus documentos electrónicamente, para lo cual obligará a los grandes contribuyentes a implementar facturación electrónica antes de 2019; además, conviene subrayar que aquellas empresas que no cumplan con esta medida (estando obligadas a ello) quedaran expuestas a las sanciones contempladas en el artículo 651 del ET.
Hartmut Bock, presidente de Stupendo, compañía proveedora de facturación electrónica, señala que incumplir el plazo de la Dian es uno de los graves errores que puede acarrear multas y sanciones:
«(…) ello a partir de la reforma tributaria que se aprobó en 2016 y empezó a implementarse en 2017, que establece que las organizaciones contribuyentes escogidas antes de 2019, deberán contratar operadores de servicios avalados por la Dian.»
Para Bock, Colombia está atrasada frente a los países vecinos en la implementación de la factura electrónica, «porque tan solo queda menos de año y medio para que el 100 % de la facturación pase por mecanismos electrónicos, aun así, Stupendo prevé que los grandes contribuyentes estén listos con todos los requerimientos al finalizar este año».
Al referirse a los ahorros que tendrán las empresas, el experto enfatizó que la impresión y distribución del documento en Colombia puede costar, al día de hoy, $750 por unidad, un costo alto si se tiene en cuenta que la factura electrónica cuesta entre $150 y $300, valor que incluye distribución y archivo, siendo este un proceso más económico.
Por su parte, Alberto Redondo, director de marketing de Seres, dice que la factura electrónica es una forma de detener el fraude fiscal y una estrategia de seguimiento que tendrá la Dian, y que desde esta entidad se optimizarán procesos en pro de la competitividad, ahorro de tiempo y la optimización de recursos.
«La factura electrónica hace que llevar el seguimiento de la supervisión del Estado, asignado por la Dian, sea más sencillo y permite que con menos se obtenga más. Las empresas deben entender que el fraude fiscal daña a todos, además de beneficiar competitivamente a algunas empresas que no cumplen frente a las que sí lo hacen», explica Redondo.
Desde su punto de vista, Colombia debe entender que su proyecto de factura electrónica conjuga tres elementos esenciales: la relación de negocio, la fiscal y la de pagos/cobros, y que en ningún país de la zona se ha desarrollado este sistema de una forma tan completa.
«Las empresas deben entender que, independiente de su obligatoriedad, este nuevo sistema las hará más competitivas. Cada tipo de empresa se debe centrar en su mayor beneficio según sea grande o pequeña, y así verá que la factura electrónica la hará más rentable y competitiva», afirma.
Lucio Quijano, Country Manager de Gosocket para Colombia, se enfoca en la factura electrónica para las Pymes al decir que:
“Con la implementación de la factura electrónica en Colombia, las Pymes podrán de manera amable y simple recibir, administrar y manejar facturas electrónicas en un solo lugar, sin importar si uno trabaja en supermercado, una droguería o cualquier otro negocio, mejorando la relación entre negocios y proveedores de forma simple y sin costo, recibiendo o generando solicitudes y ofertas de negocio de manera gratuita”.
Quijano centra su atención en las Pymes, ya que, según su percepción, estas son un gran motor del PIB en Colombia, pero presentan un problema a nivel de financiación, ya que han pasado de ser autosostenibles a ser susceptibles de endeudamiento. En los últimos años se ha registrado un aumento de las solicitudes de crédito por parte de estas y los recursos han sido, en su gran mayoría, para solventar el día a día productivo: capital de trabajo y contención del pasivo.
Para finalizar, Quijano indica que:
“(…) la tasa de mortalidad de las pymes en 3 años es del 80 % de los emprendimientos. Para las empresas más pequeñas que no tienen financiación y recurren a créditos puede durar menos de un año, pero con la implementación de la factura electrónica y la apropiación del factoring, este monto podría bajar a un 30 % o 40 %”.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
