Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
El proyecto de la ley de licores ha despertado el malestar de importadores, productores, pero en especial del comercio, que ha mostrado su rechazo enfático al texto que es objeto de estudio.
El presidente de Fenalco, Guillermo Botero, advirtió que este proyecto de ley no solo amenaza con destruir la industria nacional de licores, sino que el consumo, que es mayoritario en poblaciones con bajos y medios ingresos, se vería seriamente afectado. Agregó además que la función de almacenamiento que se le da a las gobernaciones preocupa al gremio y que el contrabando se incrementaría entre 10% y 40%.
«Ese proyecto de ley nos genera preocupaciones por el incumplimiento a los Tratados de Libre Comercio perjudicando de manera seria las relaciones comerciales (…) Los colombianos consumen aguardiente y ron en su mayoría. Y hemos visto una mayor participación del contrabando y del mercado ilegal y en una visión equivocada pretenden subir los impuestos donde el aguardiente pasaría de 9.000 a 13.000 pesos».
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, por su parte ha salido al paso, y ha dicho que los países que han implementado un tributo a los licores y a las bebidas azucaradas han sido benéficos para el bienestar de la población y eso no ha llevado a un incremento del contrabando.
“El proyecto de ley no incentiva de ninguna manera la actividad del contrabando. Vamos a tener más controles y es una apreciación que no le vemos sustento. Nuestra apuesta es tener una tributación homogénea y que respeta los parámetros internacionales para que se fortalezcan los recursos para la salud y el consumo”, dijo Cárdenas.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
