No deje que su empresa muera con el pasar del tiempo. El proceso de sucesión es una etapa por la cual debe pasar toda empresa familiar. Una de las claves para que todo marche bien es educar dueños y no inversionistas.
Según estadísticas, el 85% de las empresas familiares, cuando pasan a la tercera o cuarta generación dejan de ser rentables o desaparecen. Los conflictos y diferencias de los miembros del grupo familiar hacen que lo que era una exitosa compañía deje de serlo por cuenta de los reclamos de unos y otros. Así lo publica El Colombiano.
Ricardo Mejía Cano, presidente de RM Consultores, dice que este es un tema que se repite en Colombia, ya que el país está lleno de pequeñas, medianas y grandes empresas que nacieron bajo el amparo de una familia y que con los años desaparecen por las diferencias de las generaciones posteriores.
Allen Bettis, sicólogo y administrador de negocios, asegura que para que un negocio crezca se necesitan nuevos talentos si se quiere llevar las empresas a un nivel superior. «Muchas veces las compañías no pueden contratar personas con mejores capacidades. En ese caso lo más conveniente es tener consultores externos que pueden colaborar. En ese proceso es muy posible que algunos miembros de la familia salgan de las compañías, pero eso hay que aceptarlo por el bien de la empresa».
Para el Ph.D. Director Área Family Business – INALDE Universidad de La Sabana, Gonzalo Gómez Betancourt, las familias que implementan acciones enfocadas a la gestión del patrimonio, a la luz de los valores familiares, terminan adoptando estrategias que les permiten construir de manera segura un legado para las futuras generaciones.
Como lo publica Dinero, la propiedad individual debe ser entendida como aquella construida de manera independiente por cada miembro de la familia, que se puede estar conformada por todos los bienes, derechos y deberes que un individuo adquiere en el tiempo gracias al fruto de su trabajo y de los beneficios generados por el patrimonio familiar.
El patrimonio familiar es aquel destinado por uno o más miembros de una familia para la gestión, el usufructo y goce de las futuras generaciones familiares. En las empresas familiares longevas, la propiedad familiar es vista como algo impersonal, de manera que todos se preocupan por el buen desempeño del patrimonio más no por el inventario de activos que tienen a su nombre, motivando así la participación activa de todos los miembros.
Educar dueños y no inversionistas es una labor necesaria para garantizar la continuidad de las empresas de familia y aquí se deben involucrar todos sus miembros. Así lo dice Diego Vélez en Dinero. En las manos de los dueños se encuentran las herramientas, conocimientos y valores a transmitir a las siguientes generaciones para que entiendan que heredar la empresa de la familia no solo consiste en beneficiarse de los frutos del trabajo de las generaciones anteriores.
Convertirse en el dueño de la empresa significa aprender a administrar pensando en las necesidades de la compañía, tanto a corto como a largo plazo, pues si no se logra un presente productivo, es poco probable pensar en ganancias a futuro. También se deben tomar decisiones que le den la oportunidad a las futuras generaciones de hacer lo mismo. Los dueños deben decirles a sus descendientes: algún día esto será tu responsabilidad.
En Colombia, la mayoría de las empresas de familia atraviesan o atravesarán en los próximos años procesos de sucesión generacional, por eso es imperativo que los próximos accionistas interioricen su rol como dueños de las empresas.