La gestión que realizan los administradores y el servicio obtenido por quien gestiona los proyectos y el proceso contable de la misma pueden llevarla al éxito o al fracaso. En esta opinión, a manera de relato, Hernando Bermúdez Gómez menciona cómo sería el mundo empresarial soñado.
El mundo soñado: una empresa quiere mejorar sus procesos, disminuyendo su tiempo de duración, aumentando su eficacia. En consecuencia, contrata a un contador administrativo para que, como consultor, le plantee una propuesta y, en caso de ser aprobada, la implemente. Los honorarios se dividen en dos partes: una luego de la entrega de la propuesta, y otra cuando el nuevo proceso esté funcionando.
El profesional conforma un equipo para que asuma este nuevo proyecto. Lo coloca bajo la dirección de un gerente de proyectos –PMP–. Los primeros en actuar son ingenieros expertos en el levantamiento de procesos, es decir, levantan los diseños o validan y actualizan los existentes. De esta manera, cuando ya se sabe al detalle cómo se están haciendo las cosas y qué se obtiene, queda claro qué se consideraría más eficiente.
El asunto es sometido a la reflexión de los expertos de la firma en el tipo de procesos en estudio. Más aún: el caso se anonimiza y se expone en las redes especializadas. Así pues, los suscriptores de estas empiezan a generar preguntas, a señalar cuestiones clave y a esbozar posibles enfoques. Posteriormente, y considerando toda la información reunida, los expertos de la firma proponen una o varias soluciones.
Mediante el uso de los computadores se llevan a cabo varias simulaciones que se repiten una vez se introducen las afinaciones que los resultados sugieren. Finalmente, una propuesta se coloca indiscutiblemente en el primer lugar.
Los expertos en comunicaciones se encargan de preparar el documento para los clientes sobre el procedimiento sugerido. Se le inicia con un resumen muy corto que enuncia el problema, el método de estudio y diseño observado; el modelo sugerido y las ventajas que se espera alcanzar con él. Luego, cada cosa se explica con gran detalle. Se tiene entonces que todo el documento responde a una diagramación, muy agradable a la vista, en la que se hace un buen uso de los espacios, de los tamaños y de los colores. El lenguaje gráfico se usa cuanto es posible, en láminas muy limpias; la demostración del costo versus beneficio es clara y se apoya en datos incuestionables; el documento termina con las disposiciones aplicables en materia de propiedad intelectual.
El resultado se expone oralmente, apoyándose en vistas hermosas, totalmente legibles; se contestan todas las preguntas, se amplían las reflexiones y los datos, subrayando, posteriormente, los elementos de éxito y los de fracaso. Luego se espera un tiempo prudente para asegurar que el cliente no tiene reclamos. Pasado este, se factura lo convenido.
El personal de seguimiento, de muy buenas relaciones interpersonales, se mantiene en contacto con los funcionarios del contratante para identificar el momento en el cual se toma una decisión sobre la propuesta. Puede ser que se apruebe, se decida hacer más estudios o se rechace. La firma obrará según las circunstancias, procurando conocer las razones que motivan más indagaciones o el rechazo. Finalmente, quien se esfuerza por hacer las cosas muy bien, logra hacerse famoso.
Hernando Bermúdez Gómez
Editor de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 4027, diciembre 17 de 2018