Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

¿Se avecina una modificación en el impuesto predial rural para frenar la inequidad?


¿Se avecina una modificación en el impuesto predial rural para frenar la inequidad?
Actualizado: 20 marzo, 2014 (hace 10 años)

Se busca ampliar la frontera cultivable y acabar con la acumulación de tierras para propósitos rentísticos. Colombia es uno de los países con mayor inequidad para el acceso a la tierra. Salomón Kalmanovitz dice que la verdadera capacidad de pago de los propietarios de tierras es sólo conocida por ellos, por la insurgencia y los paramilitares.

Recientemente el codirector del Banco de la República, Carlos Gustavo Cano, presentó una propuesta para modificar el impuesto predial rural como mecanismo clave para la competitividad.

“Hay que inducir, mediante mecanismos impositivos, la creación de mercados y la reducción de sus costos de aquellas tierras que, siendo aptas, se hallan ociosas o subutilizadas en ganadería ineficiente”, dijo frente a los medios de comunicación, haciendo referencia al cobro como una herramienta de prevención de burbujas especulativas de los inmuebles rurales.

Cano recomendó una elevación de la cuota mínima de 5 por 1.000 a 10 por 1.000, conservando la máxima en 16 por 1.000. “Cuando acumular tierra no cuesta, su precio se torna intolerable. Esto es el más formidable obstáculo a la competitividad del agro sostenible”, expresó.

Como lo publica La República, el efecto que se espera tenga la medida es ampliar la frontera cultivable y acabar con la acumulación de tierras para propósitos rentísticos.

En los últimos cinco años el promedio nacional de la tarifa nominal no ha pasado del 8,5 por 1.000, en tanto que la efectiva no ha pasado del 5 por 1.000.

Cano también plantea la posibilidad de otorgar créditos o descuentos tributarios sobre los impuestos prediales rurales en favor de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una propuesta que llevó Colombia a la Cumbre de Río+20 en 2012 y que contempla, entre otros puntos: erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria y uso racional del agua y la energía.

Así mismo, plantea el redireccionamiento de los programas de subsidio directo a la agricultura de manera que se circunscriban única y exclusivamente a la adopción de biotecnologías, agricultura controlada y de precisión (incluyendo riego por goteo) y formas asociativas de producción y comercialización.

“Se trata de brindarle a la pequeña agricultura, desde el lado de la demanda por los subsidios del Estado, servicios de banca de inversión, en contraposición a un Gobierno meramente ‘ofertista’”, concluyó el codirector del Emisor.

Comprar tierra para evitar impuestos

Salomón Kalmanovitz en El Malpensante escribe sobre los beneficios del impuesto a la tierra: los propietarios se verán forzados a vender los excesos de tierra improductiva que poseen, la tierra se abaratará y se utilizará más intensivamente, habrá más empleo rural, caerán los precios de los alimentos, aumentará el poder adquisitivo de los salarios de todos los trabajadores, se podrán exportar más e importar menos alimentos, se podrá construir una infraestructura rural de mejor calidad, etcétera.

Los datos sobre la distribución de la propiedad de la tierra en Colombia son indicativos de una fuerte concentración, reflejada necesariamente en la política local. 1,6% de los predios mayores de 100 hectáreas apropiaban 40% de la extensión en 1993. Las tierras fértiles y valiosas suman 5 millones de hectáreas, cada una de las cuales vale en el mercado alrededor de 5 millones de pesos. Existen unas 14 millones de hectáreas de inferior calidad, destinadas a la ganadería, con valores entre $500.000 y $1’000.000 por hectárea. Con las edificaciones en las haciendas más ricas habría un margen para cobrar un predial adicional. Las fincas de recreo alrededor de las ciudades son valiosas y podrían también contribuir al desarrollo local. Sobre la base de que se cobre un impuesto muy moderado de 4 por mil —los estratos altos pagan en Bogotá el 6 por mil— se obtendría adicionalmente un impuesto predial por la no despreciable suma de un billón de pesos por año, el doble de lo que se logra recaudar hoy día por ese concepto.

La verdadera capacidad de pago de los propietarios de tierras es sólo conocida por ellos, por la insurgencia y los paramilitares. Si esos recursos financiaran a los gobiernos locales y al gobierno central y no a las fuerzas que los desafían, terminarían por legitimar la democracia y fortalecer al Estado, que debe ganar el monopolio de las armas y también el de la tributación.

Cuestión de inequidad

  • Colombia es uno de los países con mayor inequidad para el acceso a la tierra y los recursos naturales con una calificación de “preocupación extremadamente seria que amerita atención urgente” junto a países como Sudán, Pakistán y Congo.
  • Aunque la vocación agroecológica es de 19%, apenas 4% tiene uso efectivo, debido, principalmente, a que gran parte del suelo apto para la actividad es ineficiente o se destina a ganadería extensiva.
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