La responsabilidad de los auditores y revisores fiscales frente a la detección de hechos que afecten materialmente la razonabilidad y fiabilidad de los estados financieros y sus afirmaciones (revelaciones) cobra importancia con la aplicación de las Normas Internacionales de Auditoría.
La responsabilidad de los auditores y revisores fiscales frente a la detección de hechos que afecten materialmente la razonabilidad y fiabilidad de los estados financieros y sus afirmaciones (revelaciones) cobra importancia con la aplicación de las Normas Internacionales de Auditoría.
La NIA 315, que trata el tema de las incorrecciones materiales en los estados financieros y sus revelaciones, nos indica una serie de procedimientos para que los auditores y revisores fiscales puedan, de una manera práctica, detectar los hechos y situaciones usuales o no usuales que puedan causar efecto material en los estados financieros.
Esos hechos, denominados riesgos, se detectan a través del conocimiento suficiente y amplio de la entidad auditada y su entorno, del conocimiento y evaluación del control interno y de las indagaciones efectuadas al personal de la entidad que nos pueda suministrar información importante para el trabajo de auditoría.
El objetivo de la norma es identificar y valorar los riesgos de incorrección material por posibles fraudes o errores en los estados financieros o en sus revelaciones.
Una incorrección es la diferencia que se presenta en cantidad, clasificación, presentación o información revelada en los estados financieros frente a lo requerido por el marco de información financiera aplicable a la entidad. El fraude se define como un acto intencionado que conlleve al engaño para conseguir ventaja injusta o ilegal, es decir sesgar la información para favorecer ciertos intereses personales o grupales. Por su parte, el error es un acto involuntario que incluye la omisión o medición equivocada de cifras en los estados financieros o información a revelar.
Como lo mencionamos en el párrafo anterior, el auditor deberá obtener el mayor conocimiento de la entidad a auditar, lo cual incluye conocer los riesgos del negocio; estos son hechos, condiciones o circunstancias, acciones u omisiones que afectan el cumplimiento de los objetivos, o estrategias inadecuadas para alcanzar esos objetivos.
La evaluación del control interno es muy importante, ya que a través de esta se puede obtener un indicio de la seguridad y razonabilidad de la información y determinar las áreas que no cuenten con un control interno adecuado, las cuales serán de mayor atención y cuidado porque en estas se pueden estar desarrollando hechos que originen incorrecciones en los estados financieros.
A continuación se enumeran los procedimientos que deben seguirse de acuerdo a la Norma de Auditoría para identificar y valorar los riesgos:
1. Recopilación continua acerca de información de la empresa.
2. Valoración de los riesgos en los estados financieros.
3. Determinación de la importancia relativa; en este punto debe apoyarse en las políticas de la empresa para conocer el valor asignado como cifras materiales o de importancia relativa que generen desviaciones significativas en las cifras de los estados financieros.
4. Aplicación de las políticas y la adecuación de estas de acuerdo a la forma como opera la entidad.
5. Identificación de áreas u operaciones especiales que realice la entidad.
6. Expectativas en la aplicación de procedimientos analíticos.
7. Diseñar los procedimientos de auditoría para obtener evidencia suficiente y adecuada de los riesgos evaluados.
8. Conocer las hipótesis y manifestaciones escritas y verbales de la administración de la entidad sobre los estados financieros y todas las situaciones que puedan afectar el funcionamiento de esta.
Para la valoración de los riesgos se seguirán los siguientes procedimientos:
1. Indagaciones con funcionarios de la administración de la entidad o de otro nivel que dispongan de información relevante.
2. Aplicación de procedimientos analíticos y evaluación de las cifras de los estados financieros.
3. Observación e inspección de los procesos de la empresa.
4. Análisis de los cambios respecto a encargos de auditoría anteriores.
Para garantizar que se obtendrá el mejor conocimiento de la entidad a auditar, se tendrán en cuenta los siguientes factores:
1. Factores sectoriales y normativos, y factores externos, incluido el marco de información financiera aplicable.
2. Conocimiento de las operaciones de la entidad, estructura de gobierno y propiedad, tipos de inversiones y transacciones con entidades de cometido especial y estructura financiera y modo de financiación requerido.
3. Adecuada selección de políticas y sus cambios si fuere necesario.
4. Objetivos y estrategia de la entidad.
5. Medición y revisión de la evolución financiera de la entidad.
6. Conocimiento del control interno relevante para la obtención de la información financiera.
7. Evaluación del diseño de los controles implementados por procedimientos adicionales derivados de las indagaciones realizadas.
Por último, cabe señalar que a la NIA 315 se le puede denominar una norma de procedimiento para determinar la incorrección material en los estados financieros. En esta primera parte nos encargamos de algunas de las actividades que debe realizar el auditor para garantizar la obtención de una evidencia de auditoría amplia y suficiente que le permita opinar favorablemente sobre la razonabilidad y veracidad de los estados financieros; en la próxima entrega abarcaremos otras actividades por parte del auditor y de la entidad auditada.
CP. Luis Raúl Uribe M.
CP Universidad San B/tura-Cali .
Mg en Administración Universidad del Valle.
*Exclusivo para actualícese.com