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Un año más del 4×1.000 gracias a la reforma tributaria


Un año más del 4×1.000 gracias a la reforma tributaria
Actualizado: 1 noviembre, 2016 (hace 7 años)

Antitécnico o no, el Gravamen a los Movimientos Financieros, también conocido como 4×1.000, seguiría vigente en la reforma tributaria. Mientras para unos el impuesto entorpece la bancarización, para otros es un recaudo conveniente para el Gobierno.

“La reforma tributaria le otorgará continuidad a dicho impuesto, ya que la tarifa del gravamen a los movimientos financieros será del 4×1.000.”

El Gravamen a los Movimientos Financieros –GMF–, también conocido como el 4×1.000, nació como un tributo temporal del 1×1.000 pero ha seguido vigente con el tiempo y, en noviembre de 2016, se cumplen 18 años de su promulgación. La reforma tributaria le otorgará continuidad a dicho impuesto, ya que la tarifa del gravamen a los movimientos financieros será del 4×1.000.

La reforma tributaria que el Congreso está discutiendo, propone como nuevo hecho generador del impuesto a los movimientos créditos, débitos y/o contables que, realizados por intermedio de corresponsales, constituyen una sola operación gravada en cabeza del usuario o cliente de la entidad financiera, siempre y cuando se trate de operaciones efectuadas en desarrollo del contrato de corresponsalía, para lo cual deberá identificarse una cuenta en la entidad financiera que maneje de manera exclusiva los recursos objeto de corresponsalía. La cuenta identificada de estos corresponsales podrá ser abierta en una entidad financiera diferente de la  contratante.

De igual manera, aplica para las operaciones de compra de divisas que tengan como único propósito la repatriación de inversiones de portafolio.

El GMF recaudará $7,29 billones este año según las proyecciones oficiales, lo que se traduce en una cifra superior a lo que recibirá el Gobierno por los impuestos al consumo, al patrimonio o a la gasolina.

Sobre este impuesto, Horacio Ayala, exdirector de la DIAN, opina: «soy partidario de no eliminar el cuatro por mil sino de convertirlo en una retención en la fuente para que lo puedan descontar los que declaren renta».

Por su parte, el consultor empresarial Louis Kleyn tiene tres hipótesis para afirmar que el 4×1.000 es perjudicial. Primero, recuerda a los impuestos de corte medieval o colonial, donde el Gobierno, para financiarse, se apropia de todo lo que pueda. El cobro del 4×1.000 no está ligado ni a la generación de utilidades ni a la capacidad económica de quienes lo pagan.

Segundo, entorpece el sistema de pagos y el bancario, ya que frena la bancarización de los pequeños usuarios, quienes ven que los costos de mantener y operar una cuenta bancaria son altos y, sobre todo, difíciles de cuantificar con precisión.

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Este punto se complementa con la intención de Asobancaria, que durante años ha querido derogarlo porque aleja a las personas del sistema financiero. Según cifras de la entidad, desde la implementación del 1xmil en 1998 la importancia del efectivo en la economía aumentó en lugar de reducirse y en el 2016 ha alcanzado el 11,7% de la masa de dinero.

“Es un tema que hemos clausurado. La Comisión de Expertos no consideró quitarlo y nosotros no pensamos dar esa pelea en la discusión de la reforma tributaria”, dijo a la revista Dinero, Santiago Castro, el presidente de Asobancaria. El gremio buscará aumentar la bancarización fomentando los pagos electrónicos y recurriendo a otras estrategias.

El tercer punto es que los esfuerzos empresariales que debían concentrarse en la generación de valor y en la obtención de eficiencias, a menudo se enfocan en diseñar esquemas para reducir los pagos del 4×1.000.

La Comisión de Expertos de la reforma tributaria recomendó la permanencia del 4×1.000 porque: “es un impuesto de fácil recaudo que genera recursos importantes al fisco y cualquier otro tributo que sustituyera su recaudo actual también tendría efectos nocivos”.

«Hay impuestos que son considerados antitécnicos, como el 4×1000, aunque también habrá que hacer una mirada realista sobre las necesidades de recaudo que tiene el Gobierno. Pero vale la pena estudiar cómo eliminar esos impuestos antitécnicos y lo complejo de hacerlo con tributos alternativos y/o aumentar tarifas para reducir la carga de esos impuestos», así lo expresó Leonardo Villar, director de Fedesarrollo, en entrevista con La Patria.

«Sobre el 4 x 1.000 hay una discusión más técnica. Es un impuesto fácil de recaudar; por eso, nunca se ha podido llegar a un consenso para eliminarlo, pese a que varias veces ha sido desahuciado. Seguiremos pensando en el desahucio y en que es un impuesto antitécnico, pero ayuda a resolver problemas de caja», según Ricardo Bonilla, secretario de Hacienda Distrital, en entrevista con El Tiempo.

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