Mario E. Díaz afirma que los dos principales elementos que regulan el ejercicio de las profesiones son la titulación y la acreditación.
Estos elementos deben garantizar a los usuarios y consumidores una calidad mínima de los servicios profesionales contratados.
Debe existir un marco normativo contable que impulse a los profesionales a la prestación de servicios de alta calidad.
Mario E. Díaz afirma que los dos principales elementos que regulan el ejercicio de las profesiones son la titulación y la acreditación.
Estos elementos deben garantizar a los usuarios y consumidores una calidad mínima de los servicios profesionales contratados.
Debe existir un marco normativo contable que impulse a los profesionales a la prestación de servicios de alta calidad.
Mario E. Díaz, presidente de la Comisión Técnica Interamericana de Educación de la Asociación Interamericana de Contabilidad, en su análisis Algunas reflexiones sobre la acreditación profesional, publicado por la Asociación Interamericana de Contabilidad, afirma que desde hace muchos años existe una creciente preocupación sobre el tema de la acreditación profesional tendiente a lograr excelencia en la calidad del trabajo profesional.
Las transformaciones del mundo productivo y del mercado laboral plantean redefiniciones a la educación y a la formación profesional. «Nos enfrentamos a una demanda de recursos humanos cada vez más diversificada y compleja, donde las innovaciones científico-tecnológicas plantean exigencias a los recursos humanos y los cambios en la organización del trabajo exigen nuevas capacidades de desempeño, comunicación y gestión a todos los actores», afirma.
La actividad profesional es de gran importancia en la economía moderna. El ejercicio profesional es un servicio y como tal donde se genera un mayor valor agregado que contribuye a mejorar el nivel de vida en las sociedades modernas.
Díaz dice que, en cuanto al ejercicio profesional contable, diversos elementos hacen oportuno realizar una reflexión sobre la conveniencia de regularlo y de la forma en que debe hacerse. La característica más resaltable en este sentido es que es necesario asegurar un nivel mínimo en la calidad de los servicios prestados por los profesionales.
«Una persona demanda los servicios de un profesional, porque tiene una necesidad que no puede satisfacer él mismo. Sin embargo, los usuarios no pueden conocer la calidad del servicio que presta un determinado profesional hasta haberlo utilizado», afirma.
Esta característica de los servicios profesionales hace conveniente contar con un marco normativo que impulse a los profesionales a la prestación de servicios de alta calidad o, lo que es igual, que no pongan en riesgo los intereses de sus clientes o consumidores.
«Los dos principales elementos que regulan el ejercicio de las profesiones libres son la titulación y la acreditación. Ambos elementos tienen que garantizar a los usuarios y consumidores una calidad mínima de los servicios profesionales contratados», recalca.
Este contador público uruguayo, doctor en Educación Basada en Competencias, afirma que al revisar las legislaciones de diferentes países se observa que algunas profesiones que requieren de un título universitario en un país, no los requieren en otros.
Resalta también que los planes de estudio formales para una determinada profesión presentan algunas diferencias de país en país, o incluso dentro del mismo país.
Es frecuente ver también que la titulación técnica o universitaria no toma en cuenta la capacidad de los individuos de acumular conocimiento por sus propios medios, es decir, a través de un proceso de aprendizaje autodidacta. «Esta diversidad de factores hace compleja la estandarización de un modelo para ser utilizado en la región», afirma.
Desde el punto de vista de Díaz, un programa de certificación y acreditación profesional debe cumplir las siguientes funciones: