Jaime Cabal, de Fenalco, y Roberto Steiner, del Banco de la República han hablado de discutir el pago de un salario mínimo diferencial. Desde el punto de vista de ambos, hay sectores económicos que pueden pagar salarios altos, mientras otros, de acuerdo con su productividad, no lo deberían hacer.
Jaime Cabal, de Fenalco, y Roberto Steiner, del Banco de la República han hablado de discutir el pago de un salario mínimo diferencial. Desde el punto de vista de ambos, hay sectores económicos que pueden pagar salarios altos, mientras otros, de acuerdo con su productividad, no lo deberían hacer.
Al margen de la más segura discusión que se presentará a finales de 2019 alrededor de una futura reforma al sistema pensional, varios gremios vienen hablando en las últimas semanas sobre discutir una reforma laboral.
Durante la clausura del Congreso Nacional de Comerciantes, el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, le pidió al presidente de Colombia, Iván Duque, una nueva reforma laboral, lo que se traduce en una nueva legislación laboral.
Para Cabal, el régimen laboral colombiano necesita una reforma a fondo que flexibilice la contratación, que se eliminen, como él lo llama, «una serie de peajes» que se han fijado con el deseo de proteger a los trabajadores, pero que lo único que han causado es un efecto contrario, desprotegerlos, y que estén en situación de desempleo e informalidad.
Dentro de esta legislación estaría flexibilizar las condiciones de contratación y despido de trabajadores, para permitir el incremento en los mercados laborales formales. Para el dirigente gremial, se debe discutir el tema de la contratación flexible por horas, con sus correspondientes prestaciones sociales, evaluar de nuevo los altos costos de recargos dominicales, así como modificar el concepto de semana laboral, donde no necesariamente inicie el lunes y termine el domingo.
También se destaca el tema del salario mínimo por regiones o por sectores. Esto, con base en la productividad y competitividad, como existe en otros países. Roberto Steiner, nuevo codirector del Banco de la República, al igual que Cabal, puso sobre la mesa el tema del salario diferencial. Para él, se debería abrir nuevamente el debate respecto a evaluar la posibilidad de salarios mínimos diferenciales, lo que permitiría que las personas que tienen ingresos inferiores a un salario mínimo coticen a pensión.
Steiner ya había hablado sobre este mismo tema en abril del año en curso, pero como integrante de Fedesarrollo. “Hay un desacople entre el salario mínimo y la productividad del trabajador colombiano. Hay sectores que fácilmente pueden acomodar salarios altos. Sin embargo, hay sectores de baja productividad, que no pueden acomodar ese mismo nivel de salarios y, por eso, nosotros apoyamos cualquier propuesta que vaya encaminada a salarios mínimos diferenciales”, dijo en su intervención.
Iván Daniel Jaramillo, docente y coordinador del área de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad del Rosario, e investigador del Observatorio Laboral de la misma institución explica que el salario medio corresponde al promedio salarial de la población ocupada, que permite identificar el ingreso medio de los trabajadores en Colombia.
Jaramillo afirma en Actualícese que «en Colombia, infortunadamente, el salario mínimo está muy cercano al salario medio, ya que el 80 % de la población ocupada devenga entre uno y dos salarios mínimos, de manera que sería deseable estimular medidas para aumentar la capacidad adquisitiva de los trabajadores a través de mecanismos como la negociación colectiva, que instrumentalicen rangos superiores de asignación salarial».
Jaramillo piensa que el debate sobre el salario mínimo por regiones se ha planteado, desafortunadamente, desde la perspectiva de reducción del salario mínimo en Colombia, que se descarta por constituirse, desde aquella visión, como una fórmula inconstitucional de reducción de la remuneración de los trabajadores.
El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores –CUT–, Diógenes Orjuela, advierte que este tema podría llevar a una migración masiva de empresarios, por los bajos costos de la mano de obra. Para él, «la alternativa es una formulación supremamente absurda e inequitativa».
«Están diciendo es que en los departamentos pobres la gente gane menos y en los departamentos ricos la gente gane más, no importa que estén haciendo el mismo trabajo. Yo no me imagino la cantidad de empresas yéndose a las zonas más deprimidas del país para contratar trabajadores al menor costo posible”, criticó.