Jairo Santander explica a los empleadores que período de vacaciones permite un margen de maniobra importante.
Cajas de compensación tienen una ventana de oportunidad grande en la actual situación.
Luego de la pandemia, el Gobierno nacional debe empezar un plan real de formalización del empleo público.
Jairo Santander explica a los empleadores que período de vacaciones permite un margen de maniobra importante.
Cajas de compensación tienen una ventana de oportunidad grande en la actual situación.
Luego de la pandemia, el Gobierno nacional debe empezar un plan real de formalización del empleo público.
Jairo Enrique Santander, economista, profesor asistente de la Universidad de Los Andes y miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios Sobre Desarrollo –Cider–, afirma que el sector informal de la economía es el más golpeado, lo que hace más urgente acelerar las políticas de formalización de empleo.
Las medidas tomadas por el Ministerio del Trabajo han buscado proteger al trabajador en medio de una situación crítica que se dio de forma imprevista. En ese sentido, buscan dar tranquilidad a los trabajadores y enviar un mensaje a las empresas para que actúen con responsabilidad social, en un escenario que también es muy crítico para ellos.
El asunto importante, más que las mismas medidas, es que el ministerio tiene un reto en aplicar sus disposiciones, porque seguramente muchas empresas buscarán no acatarlas.
Las cajas de compensación tienen una ventana de oportunidad muy grande en la actual situación, para mostrar su relevancia en el país. Creo que es un momento donde las cajas de compensación pueden evidenciar la importancia que pueden tener para los trabajadores y sus familias y, por ende, para la sociedad colombiana.
Tanto el subsidio al desempleo como los apoyos monetarios son herramientas valiosas en estos momentos, pero pueden ir más allá, ofreciendo programas y ayudas de emergencia. La capacidad de innovación social que tengan está puesta a prueba en esta coyuntura.
Este es un momento para verificar si los planes de previsión tanto financiero como organizacional que deben tener las empresas funcionan, o si definitivamente requieren ajustes. Sí sorprende ver varias firmas de tamaño importante haciendo suspensión de contratos o medidas más severas. Deja mucho que pensar de su capacidad de planeación estratégica y de provisión.
Se está observando una actitud valiosa por parte del sector empresarial y del Gobierno al evitar impactar al trabajador, y eso es muy positivo. Claro está, no todos están igual de alineados y hay empresas que están aprovechando para hacer ajustes de personal.
Lo primero que recomendaría a los empleadores es que aprovechen la oportunidad para mejorar los canales de comunicación con sus empleados. Facilitar canales de diálogo y de flujo de información que permitan aumentar la confianza en estos momentos de incertidumbre es fundamental.
Hacer sentir al empleado como una parte importante de la empresa y fortalecer el monitoreo de la salud mental de sus trabajadores son otras recomendaciones que resultan importantes. El tema no pasa solo por el contrato laboral, sino por el entorno de bienestar que tiene la empresa para quienes ahí laboran.
Se recomienda tratar de iniciar con las medidas menos impactantes, el período de vacaciones permite un margen de maniobra importante. Medidas menos convencionales también pueden ser pensadas, pero para ello el Gobierno debería apoyar a las empresas. Por ejemplo, en algunas situaciones es preferible dejar de responder por otros gastos, como los financieros y los arriendos de locales u oficinas.
Las empresas pueden mirar este tipo de opciones, buscando negociar con bancos y arrendatarios. En el corto plazo son medidas que pueden servir.
Definitivamente el sector informal de la economía. Lo que hace más urgente acelerar las políticas de formalización de empleo. Las pequeñas empresas también se están viendo muy afectadas, muchas de ellas también con un alto componente de informalidad.
Creo que esta crisis va a afectar más a las ciudades grandes y a sectores de medio ingreso de la población. Muchos de ellos muy vulnerables, pero lejos de poder acceder a apoyo estatal.
Hay que reconocer que vamos a tener un impacto muy importante tanto en la economía como en el empleo. Desde ya se deben estar proyectando los planes de recuperación económica, que creo son tan o hasta más importantes que los de contención.
Hay una necesidad apremiante de canalizar recursos hacia el sector real de la economía. Esto implica que el Gobierno debe estar considerando medidas más directas de intervención vía gasto público, acelerar gastos de infraestructura proyectados y revisar nuevamente su plan de recortes. No basta con llenar de liquidez los mercados financieros, es hora de actuar en el sector real.
Por eso preocupa que varias obras de infraestructura importantes, como el metro de Bogotá, empiecen a contemplar retrasos.
La reactivación del consumo es por vía ingreso, no vía crédito. Creo que por ese camino no vamos bien. No puede ser que a las personas solo las veamos como consumidores y no como productores.
Considero que el Gobierno va a tener que revisar su plan de recorte, y la sociedad debe tener consciencia de ello. En un momento el Gobierno tendrá que tomar la decisión entre seguir respondiendo a los mercados financieros y firmas de riesgo internacionales o responderle al sector real de la economía, porque va a ser muy difícil responderles a los dos al mismo tiempo.
Las últimas reformas tributarias han ido más a lo primero y eso ha tenido un costo importante en la velocidad de crecimiento del sector real, principalmente en agro e industria.
En ese sentido, el Gobierno debe ser ambicioso en acelerar las inversiones en infraestructura pública y empezar un plan real de formalización del empleo público. Sus planes hacia la industria deben ser más concretos, aprovechando la ventana de oportunidad de las obras de infraestructura para buscar un plan ambicioso de cadenas de valor.
También sería importante que interceda para que los bancos bajen de forma considerable las tasas de interés. Esto para reactivar sectores que pueden generar empleo en el corto plazo, como la construcción y el comercio.