Contadores públicos deben aceptar su responsabilidad de actuar en favor del interés general.
Profesionales contables deben demostrar mejor el papel, la mentalidad y las características conductuales que se esperan de ellos.
Contadores públicos deben aceptar su responsabilidad de actuar en favor del interés general.
Profesionales contables deben demostrar mejor el papel, la mentalidad y las características conductuales que se esperan de ellos.
El Consejo de Normas Internacionales de Ética para Contadores –IESBA, por sus siglas en inglés– publicó el documento Revisiones del Código de Ética para fomentar el papel y la mentalidad que se esperan de los contadores profesionales.
El documento indica que al reconocer la amplitud y la importancia del impacto que la profesión contable tiene en las empresas, los gobiernos y la sociedad en general, la profesión y sus miembros aceptan la responsabilidad de actuar en favor del interés general.
Sin embargo, hacerlo puede ser un desafío, especialmente en tiempos de cambio económico, social y tecnológico.
«Las revisiones sobre el papel y la mentalidad tienen como objetivo reafirmar la importancia de la responsabilidad que la profesión tiene en favor del interés general, invitando a los contadores públicos a que demuestren mejor el papel, la mentalidad y las características conductuales que se espera de ellos, lo cual les permite satisfacer las expectativas de las personas en sus diversos quehaceres y campos de actividad», afirma el documento del IESBA.
El IESBA indica que se debe fortalecer el principio fundamental de integridad, haciendo hincapié en la importancia de tener la entereza de actuar adecuadamente.
De igual forma, se deben fortalecer los principios fundamentales de objetividad, competencia profesional y debida diligencia y conducta profesional, tarea que incluye algunas mejoras que reflejan el impacto de la tecnología.
El IESBA invita a los contadores públicos para que tengan una mente que formule preguntas cuando apliquen el marco conceptual.
Deben también diferenciar entre el hecho de tener una mente interrogante y el ejercicio del escepticismo profesional a la hora de ejecutar encargos de aseguramiento, de revisión o de auditoría.