El número de solicitudes de crédito de las microempresas aumentó en los últimos años, pero todavía se mantiene en niveles bajos.
Entre las microempresas que solicitaron créditos, la modalidad más popular fue el crédito de consumo o libre inversión.
El número de solicitudes de crédito de las microempresas aumentó en los últimos años, pero todavía se mantiene en niveles bajos.
Entre las microempresas que solicitaron créditos, la modalidad más popular fue el crédito de consumo o libre inversión.
En su comentario económico del día, del 21 de mayo de 2020, titulado Financiamiento formal de las microempresas: un desafío constante, Anif indica que se mantienen los desafíos estructurales en materia de financiamiento microempresarial:
Igualmente, desde el punto de vista de la entidad, «las microempresas presentan problemas de educación financiera que pueden estar intensificando la exclusión de las microempresas del sistema formal».
Lo anterior muestra la importancia de diseñar políticas integrales que promuevan el acceso al crédito de las microempresas y, de esa manera, impulsar su productividad, los niveles de innovación y el crecimiento.
Las solicitudes de crédito de las microempresas aumentaron en los últimos años, pero todavía se mantienen en niveles bajos en tres macrosectores: industria (23 % en el segundo semestre de 2019 vs. 16 % un año atrás), comercio (27 % vs. 17 %) y servicios (29 % vs. 16 %).
Entre las microempresas que solicitaron crédito, la modalidad más popular fue el crédito de consumo o libre inversión (61 % en industria, 54 % en comercio y 57 % en servicios).
Le siguieron, con niveles inferiores, el microcrédito (18 % en industria, 16 % en comercio y 15 % en servicios) y el crédito comercial (0 % industria y 18 % en comercio y servicios), pese a que estas modalidades usualmente ofrecen tasas de interés más competitivas frente al segmento de consumo. Las tasas de aprobación de esos créditos fueron favorables en el rango 74 % – 82 %.
En materia de satisfacción respecto a los montos aprobados, se observó un aumento, alcanzando un 84 % (vs. 79 % un año atrás), lo que sugiere una mayor cobertura de la demanda de los microempresarios.
De manera similar, la satisfacción respecto a las tasas aprobadas se incrementó al 62 % (vs. 57 %).
Anif indica que la propagación del COVID-19 cambió radicalmente las perspectivas macroeconómicas, lo que afectará el desempeño de las microempresas y sus dinámicas de acceso al sector financiero.
La entidad reconoce como acertadas las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para aliviar la liquidez empresarial, entre las que se destaca la capitalización del Fondo Nacional de Garantías –FNG–, para ofrecer garantías hasta del 80 % – 90 % de los créditos mipymes (con 281.000 millones de pesos reservados por los bancos para ser desembolsados a microempresas; hasta ahora los desembolsos efectivos llegan a 9.000 millones de pesos) y aquellas de apoyo directo a los costos de nómina.
«Sin embargo, más importante resulta continuar con el reinicio progresivo de la economía, bajo condiciones ajustadas a cada sector. De lo contrario, el costo socioeconómico que vamos a enfrentar será aún más elevado y los efectos sobre el ingreso de los hogares, la pobreza y la desigualdad serán severos. Podríamos perder muchos años de importantes avances en estos indicadores», indica.