Para Anif, se requiere implementar políticas públicas que prioricen la generación de empleo, sobre todo formal.
Se debe trabajar en la flexibilización del mercado laboral, lo cual incluye la revisión de los costos laborales no salariales, principal obstáculo para el empleo formal.
Para Anif, se requiere implementar políticas públicas que prioricen la generación de empleo, sobre todo formal.
Se debe trabajar en la flexibilización del mercado laboral, lo cual incluye la revisión de los costos laborales no salariales, principal obstáculo para el empleo formal.
La tasa de desempleo se ubicó en 20,2 % en julio de 2020 y el número de desocupados alcanzó los 4,6 millones de personas. Ese resultado se explica principalmente por el deterioro observado en el área urbana, que concentra el 43 % de la población económicamente activa. En este grupo, la tasa de desocupación llegó a 24,7 % y los desocupados sumaron 2,8 millones.
Lo anterior es consistente con una disminución de la población ocupada a 18 millones en julio, lo que equivale a una destrucción de 4,2 millones de empleos respecto a la cifra de un año atrás.
Este resultado implica un estancamiento en la senda de recuperación observada en mayo-junio. En consecuencia, la tasa de ocupación retrocedió frente al mes anterior y se ubicó en 45,1 %.
Bajo el anterior panorama, Anif indica en su comentario económico del día Las cuarentenas impactaron nuevamente el empleo, publicado el 2 de septiembre de 2020, que los resultados del mercado laboral de julio no presentaron señales de recuperación, contrario a lo observado en los meses anteriores, aun con la reactivación de más sectores desde el mes de junio, especialmente del comercio.
Lo anterior se explica, en gran parte, por la diferencia en las velocidades de reapertura en las ciudades principales, con un notorio rezago en Bogotá, que terminó sintiendo el mayor golpe (al concentrar el 30 % de las pérdidas de ingreso, porcentaje más que proporcional a la caída de los ocupados en la ciudad, que equivalen al 20 %), como resultado de las cuarentenas estrictas por localidades implementadas desde mediados de julio.
Nuevamente, la mayor pérdida de ocupados ocurrió en los trabajadores asalariados (2.362.000), «lo cual afianza el impacto negativo de la pandemia y las medidas asociadas a la contención del virus sobre el sector formal, sobre todo al tener en cuenta las pérdidas promedio del trimestre correspondiente a mayo julio (2.191.000)».
A la entidad también le preocupa la marcada reducción en los trabajadores cuenta propia (905.000 en julio y 1.418.000 en promedio en mayo-julio), pues representan el 45 % del total de ocupados y, usualmente, son los trabajadores más vulnerables que no cuentan con seguros de desempleo y otro tipo de protección social.
La pérdida de empleos se notó con más fuerza en las mujeres (concentraron el 62 % del total de la caída). Mientras los hombres ocupados fueron 11,3 millones, las mujeres ocupadas llegaron a 6,7 millones (2,6 millones de empleos menos).
Así, la tasa de desocupación de los hombres se ubicó en 16,2 % en julio (+7,6 puntos porcentuales –pp– superiores al registro de un año atrás) y la de las mujeres en 26,2 % (+12,6 puntos porcentuales), siendo ese último el registro más alto desde 2003.
«Lo anterior implica una ampliación de la brecha en la tasa de desocupación entre hombres y mujeres, la cual se duplicó de 5 pp en julio de 2019 a 10 pp en julio de 2020. Por esa razón, es clave que en la etapa de reactivación económica se tengan en cuenta los sectores en los que predomina el trabajo femenino (como los servicios educativos) y no se aplace más el reinicio de esas actividades», aconseja Anif.
Teniendo en cuenta que las cuarentenas se prolongaron casi hasta finales del mes pasado, desafortunadamente, es de esperar que ese desempeño negativo del mercado laboral haya continuado en agosto. Anif espera que las autoridades locales comprendan que las medidas exageradas lo único que realmente generan es desempleo y pobreza, lo que aumenta la desigualdad.
«En Anif consideramos que debemos avanzar en la recuperación del empleo, para lo cual se necesita, en primer lugar, acelerar el reinicio de las actividades productivas en el país, bajo las condiciones de bioseguridad establecidas por parte del Gobierno nacional. Enhorabuena, Colombia entró en la semana del primero de septiembre en una etapa de aislamiento selectivo con distanciamiento social responsable, en la que se permite una mayor apertura de sectores», resalta la entidad.
De igual forma, desde la entidad se piensa que se requiere implementar políticas públicas que prioricen la generación de empleo, sobre todo formal.
Aquí será clave, en el corto y mediano plazo, impulsar sectores intensivos en mano de obra y que apalanquen un mayor crecimiento, y, en el largo plazo, trabajar en la flexibilización del mercado laboral, lo cual incluye la revisión de los costos laborales no salariales, principal obstáculo para el empleo formal.