Asobancaria plantea una serie de retos en materia de inclusión financiera empresarial. Para la entidad, esta es una tarea que no solo se puede enfocar en las personas naturales. El bajo uso de las cuentas de ahorros por parte de las empresas preocupa a la entidad.
Asobancaria plantea una serie de retos en materia de inclusión financiera empresarial. Para la entidad, esta es una tarea que no solo se puede enfocar en las personas naturales. El bajo uso de las cuentas de ahorros por parte de las empresas preocupa a la entidad.
Los indicadores de acceso y uso de los productos financieros han presentado una tendencia creciente en los últimos años. La proporción del número de adultos con al menos un producto financiero subió del 57 % (16,7 millones) al 82,6 % (28,6 millones) en la última década, con lo cual cerca de 12 millones de adultos accedieron al sector financiero formal por primera vez. Por su parte, la proporción de adultos con un producto financiero activo pasó del 61,2 % al 69,8 % entre diciembre de 2014 y junio de 2019.
Desde el punto de vista de Asobancaria, a través de la edición 1206 de su informe Semana Económica, titulada Estrategia de inclusión financiera en Colombia 2019 – 2022, el foco de la política de inclusión financiera para los años 2019 a 2022 no puede dirigirse exclusivamente a las personas naturales.
«Resulta importante garantizar el acceso a mecanismos de ahorro y financiamiento formal de las empresas, condición que repercute en una mejora en sus niveles de productividad. En particular, los estudios de demanda por financiamiento evidencian un bajo acceso de las Mipymes a los productos del activo bancario que registra actualmente el país», indica el informe.
Para Asobancaria, una de las principales preocupaciones que surgen al analizar los niveles de inclusión financiera empresarial es el bajo uso de las cuentas de ahorro, ya que del total de las empresas que cuentan con este producto financiero, menos del 50 % hacen uso activo de este.
Adicionalmente, para la entidad, se deben fortalecer los registros de información a nivel de número de empresas en el país para entender la magnitud del universo empresarial y calcular el porcentaje de las firmas que se encuentra incluida financieramente.
Frente a lo anterior, el registro único empresarial y social –RUES– de Confecámaras resulta un gran avance en esta materia, aunque todavía se requiere profundizar en la información referente a las empresas que se encuentran en el sector informal.
Otro aspecto por mejorar tiene que ver con la medición de la inclusión financiera por tamaño de las firmas. «La información existente no permite hacer una discriminación de los niveles de acceso por tamaño de empresas, siendo de especial interés los indicadores que evidencian este comportamiento en los micro y pequeños empresarios», indica Asobancaria.
Finalmente, se debe continuar avanzando en el proceso de implementación de las garantías mobiliarias y así brindar la posibilidad de acceder a los productos financieros del activo bancario por parte de empresarios que tradicionalmente se encuentran excluidos del sistema financiero formal.
«Adicionalmente, se debe continuar fortaleciendo las iniciativas que buscan promover el uso de mecanismos alternativos de financiamiento como el leasing y el factoring en las firmas de menor tamaño. Lo anterior, teniendo en cuenta que esta clase de productos se ajustan en gran medida a las necesidades de liquidez y de refinanciación del pasivo que caracteriza a las empresas del segmento Mipyme», concluye Asobancaria.
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