41 % de los programas de gestión del riesgo de fraude en empresas son regulares o malos.
La gerencia debe crear capacitaciones y entregar informes de ciberseguridad para educar a la junta directiva.
Se deben habilitar canales de denuncia y mantener una comunicación abierta con los grupos de interés.
41 % de los programas de gestión del riesgo de fraude en empresas son regulares o malos.
La gerencia debe crear capacitaciones y entregar informes de ciberseguridad para educar a la junta directiva.
Se deben habilitar canales de denuncia y mantener una comunicación abierta con los grupos de interés.
El teletrabajo se ha convertido en un canal para que el fraude corporativo y los ciberdelitos crezcan por estos días. Juan Cruz Amirante, director ejecutivo de Kroll Argentina, afirma en Claves para mitigar el riesgo de fraude corporativo que al hablar sobre trabajo remoto es necesario señalar las consecuencias negativas provocadas por la urgente adopción de esta política empresarial para enfrentar la crisis sanitaria.
«Las presiones económicas que se están generando a raíz de la pandemia del COVID-19 aumentan las posibilidades de fraude o corrupción en Latinoamérica. A esto hay que agregar que el 41 % de los programas de gestión del riesgo de fraude en las empresas son regulares o malos», afirma.
Amirante explica que sectores como el financiero, salud, e-commerce, áreas de infraestructura y construcción, así como las empresas que realizan su trabajo con equipos en campo que están lejos de las oficinas principales, están entre los mayores blancos de intentos de fraude y ciberataques.
Para él, frente a este panorama es necesario delinear nuevas estrategias corporativas para llevar adelante de manera exitosa la virtualidad y minimizar los riesgos de fraude corporativo. Se destacan acciones como:
«Indudablemente, las compañías deben optar por realizar monitoreos adicionales, buscar maneras de generar controles que apliquen a la nueva realidad y aprender a realizar un seguimiento a distancia de manera eficiente», explica.
Para él, se requiere que los empleados tengan capacitaciones constantes sobre los nuevos procedimientos y controles, para que estos se involucren en la prevención y mitigación de riesgos de fraude corporativo.