Para Luis Fernando Mejía, la estructura del modelo del mercado laboral que hay en el país es compleja.
Stefano Scarpetta indica que si se llegara a presentar un rebrote, a nivel mundial se podrían perder 53 millones de empleos.
Roberto Suárez dice que se necesita flexibilidad en la normativa laboral.
Para Luis Fernando Mejía, la estructura del modelo del mercado laboral que hay en el país es compleja.
Stefano Scarpetta indica que si se llegara a presentar un rebrote, a nivel mundial se podrían perder 53 millones de empleos.
Roberto Suárez dice que se necesita flexibilidad en la normativa laboral.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo ha afirmado que al país le podría tomar dos años recuperar las cifras de desempleo que tenía antes de la pandemia.
«En este momento se ha registrado una tasa de desempleo que llega a niveles del 20 % y esto producirá serias afectaciones en términos del aumento de la tasa de pobreza», dijo en entrevista con La FM.
Para Mejía, el lento proceso de recuperación del empleo y del crecimiento económico son factores que han acelerado la destrucción de varias empresas.
«La reconstrucción de ese tejido empresarial no se produce de manera inmediata y por eso toma tanto tiempo recuperar el empleo; creemos que en por lo menos en dos años podremos retornar a un desempleo del 10 %», explica Mejía.
Por lo anterior, es importante que se manejen responsablemente todos los protocolos y medidas de autocuidado, para así impulsar el proceso de recuperación de la economía del país.
Recalcó que aunque se espera un escenario pesimista con una caída del 7 %, la entidad está contemplando un crecimiento económico cercano al 4,4 %.
Mejía describió la complejidad de la estructura del modelo de mercado laboral que hay en Colombia, ya que el 40 % de los trabajadores labora bajo el esquema de la formalidad, mientras que el 60% se mueve en la informalidad.
«Esto genera una distorsión muy grande que se agudiza ante una crisis económica como la que ahora enfrentamos», dice.
Para él, el principal objetivo a corto plazo debe ser la reactivación del empleo. Además, el Gobierno nacional debe apoyar la creación de empleo formal mediante unos subsidios para los costos que están relacionados con la contratación.
Stefano Scarpetta, director general de empleo, trabajo y asuntos sociales de la OCDE afirmó que la primera ola del COVID-19 hizo que 31 millones de empleos se perdieran en el mundo. De presentarse un rebrote, el número se elevaría a 53 millones de puestos.
El experto señaló que todos los esfuerzos que se habían hecho en la última década en materia laboral se destruyeron en el primer trimestre de 2020.
Por su parte, el director de la Organización Internacional del Trabajo –OIT–, Guy Ryder, ha manifestado que la pérdida de empleos ha golpeado en mayor medida a las poblaciones más vulnerables: jóvenes, mujeres, trabajadores informales e independientes.
Por esto, dice que debe ser una prioridad de los gobiernos “saber cómo sustentar los costos económicos sustanciales que conllevan los apoyos a las empresas”.
En Colombia, cerca de 4,8 millones de trabajadores han perdido su empleo entre abril y junio por la pandemia. A raíz de esto, el Gobierno implementó la medida de subsidiar un porcentaje de la nómina.
El Programa de Apoyo al Empleo Formal –Paef– hizo su primera transferencia en mayo y aprobó el subsidio a 100.227 empleadores en dicho mes, lo que se tradujo en recursos por 855.000 millones de pesos. Estos giros beneficiaron a 2,4 millones de personas, según la UGPP.
Desde el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana cuestionaron que los primeros desembolsos se debieron haber realizado en abril, mes en el que se perdieron 5,3 millones de puestos de trabajo.
Y fue hasta el 5 de abril que le dieron luz verde al Paef, que buscaría pagar alrededor de $350.000 por trabajador, por un período de tres meses, a empresas que hayan tenido una reducción del 20 % de sus ingresos.
Ese monto “es apenas el 40 % de un salario mínimo, una suma insuficiente para subsidiar una nómina formal, y para llegar al tope de 2 billones de pesos al mes el subsidio tendría que haberse dado a casi todos los trabajadores formales del país”, dice la Javeriana.
La “nueva normalidad” también aceleró la forma en la que se trabaja. Roberto Suárez, secretario de la Organización Internacional de Empleadores –OIE– señaló que en América Latina hay seis millones de personas trabajando desde casa y el 96 % de las empresas utilizaron el teletrabajo para hacerle frente a la pandemia, por lo que el rendimiento de los empleados ya no debe estar centrado en un horario diario, sino en función de sus resultados individuales y empresariales.
Para el caso nacional, Suárez indica en La República que el 57 % de las empresas tiene al 87 % de su personal trabajando remotamente, lo que demuestra que esta forma laboral ha tomado vuelo con la coyuntura y demuestra que se necesita una flexibilidad en la normativa.
Frente a las políticas del teletrabajo, se debe dar flexibilidad en el tiempo de trabajo, pues «antes las horas se relacionaban con la efectividad, pero ahora, en la mayoría de las empresas se hacer una remuneración en función a los objetivos del grupo, de la empresa, y los individuales».
La seguridad y salud en el trabajo también se transforman con la pandemia, pues «los empleados quieren sentirse seguros, y se generará una cultura de protección mucho más arraigada, es necesario anticiparse a la realidad».