Gustavo Cote, exdirector de la Dian opina que la Corte Constitucional es independiente y responsable luego de la decisión tomada sobre la Ley de financiamiento. Para el Gobierno, queda la enseñanza que deben tomar en serio las observaciones de quienes se apartan de la oficialidad para ejercer oposición.
Gustavo Cote, exdirector de la Dian opina que la Corte Constitucional es independiente y responsable luego de la decisión tomada sobre la Ley de financiamiento. Para el Gobierno, queda la enseñanza que deben tomar en serio las observaciones de quienes se apartan de la oficialidad para ejercer oposición.
Gustavo Humberto Cote Peña, exdirector de la Dian, opina que el Gobierno nacional debió haber aprendido una lección después de este caso de la inconstitucionalidad de la Ley de financiamiento.
«La lección para el Gobierno nacional y su bancada parlamentaria es que en un Estado de Derecho como el nuestro existen principios que deben ser respetados. El someter la adopción de impuestos a la participación de los representantes del pueblo, al conocimiento por parte de ellos de lo que es objeto de deliberación y aprobación, así como a que se cumplan en su trámite todos los debates previstos en la Carta, son presupuestos que soportan debidamente la democracia colombiana y constituyen garantía de que las decisiones legislativas no pueden ser arbitrarias», afirma.
Para él, también les queda la enseñanza de tener que tomar en serio las observaciones que formulan quienes se apartan de la oficialidad para ejercer la oposición o para actuar de manera independiente.
«En el caso de la Ley de financiamiento, fueron varias las constancias que quedaron planteadas en el curso de su aprobación sobre las irregularidades cometidas y los efectos que ellas podrían generar al someterla al escrutinio posterior del control judicial», dice.
Finalmente, desde su punto de vista, para todo el país queda la tranquilidad de saber que cuenta con una Corte Constitucional independiente, responsable, y prueba que toma sus decisiones en derecho y en beneficio de toda la sociedad, sin ceder a las presiones indebidas, que en este caso se caracterizaron por planteamientos carentes de seriedad y exactitud al vaticinar que la caída de la ley llevaría a terribles consecuencias en la economía nacional.
Por más que el ministro de hacienda haya estimado que lo políticamente correcto era presentar el mismo texto que aprobó el Congreso como Ley de Financiamiento, hay aspectos que deben ser considerados para ajustar su contenido más allá de los artículos de carácter transitorio que ya cumplieron su finalidad en el 2019. Para Cote Peña se le deben hacer los siguientes ajustes:
Para Cote Peña está muy claro que a pesar de la estrategia política del ministro y de los “acuerdos” que el ejecutivo debe estar realizando para agilizar el trámite del proyecto radicado, el Congreso es autónomo para introducirle los cambios que estime convenientes.
«Además, no pueden perderse de vista las presiones de diferentes sectores económicos que siempre hacen presencia cuando se tramitan esta clase de leyes. Todo anticipa que la ley que se logre expedir será diferente a la Ley de financiamiento», concluye.