Más de una tercera parte de los empleados públicos encuestados optarían por trabajar remotamente antes que por un aumento de salario.
Una pequeña minoría no quiere trabajar nunca de forma remota y otra minoría quiere trabajar remotamente a tiempo completo.
Más de una tercera parte de los empleados públicos encuestados optarían por trabajar remotamente antes que por un aumento de salario.
Una pequeña minoría no quiere trabajar nunca de forma remota y otra minoría quiere trabajar remotamente a tiempo completo.
El Dane presentó los resultados de la Encuesta sobre los desafíos del COVID-19 en el empleo público en Colombia, realizada entre esta entidad, el Departamento Administrativo de la Función Pública, el Banco Mundial y la University College London.
La encuesta se realizó a 187 entidades de la rama ejecutiva nacional, gobernaciones y alcaldías y a un total de 153.320 funcionarios públicos. Su objetivo es generar información estadística sobre los desafíos a los que se enfrentan los servidores públicos y contratistas, así como las prácticas de gestión implementadas durante la pandemia del COVID-19, entre ellas, el trabajo remoto.
Casi todas las personas encuestadas (93 %) quisieran trabajar remotamente al menos parte del tiempo después de la pandemia. En promedio, los servidores públicos y contratistas quieren trabajar remotamente 2,6 días semanales.
Solamente una pequeña minoría no quiere trabajar nunca de manera remota (7 %), y del mismo modo solamente una minoría quiere trabajar remotamente a tiempo completo (14,6 %). «La gran mayoría de las personas encuestadas quiere poder trabajar remotamente después de la pandemia, pero como complemento a su trabajo presencial», indica la encuesta.
Más de una tercera parte de los encuestados optarían por trabajar remotamente antes que por un aumento de salario. De igual forma, 3 de cada 4 personas no ven perjudicados su productividad y bienestar con el trabajo remoto.
Además, la satisfacción y la motivación laboral se han mantenido en niveles altos durante la pandemia y el período prolongado de trabajo remoto.
Sin embargo, una minoría importante difiere: en algunas entidades, más del 20 % de los encuestados no quieren trabajar remotamente después de la pandemia. Adicionalmente, en algunas entidades la mayor parte de los servidores/contratistas consideran que es menos productivo trabajar de forma remota.
Una de las conclusiones de la encuesta es la importancia de establecer el trabajo remoto como una opción voluntaria, no obligatoria, para los servidores públicos y contratistas.
Además, subraya la importancia de realizar verificaciones de la viabilidad de la modalidad de trabajo remoto para cada puesto y función antes de implementarla:
Por ejemplo, verificando que las tareas se pueden desempeñar de manera tan efectiva remotamente o si la persona cuenta con los recursos tecnológicos y espacios físicos adecuados para trabajar remotamente. Sin este tipo de verificación y capacitación, el trabajo remoto podría perjudicar la productividad y el bienestar en el empleo público.
La encuesta también profundizó en las condiciones laborales de los funcionarios públicos en medio de la pandemia. El 35,4 % afirma que está trabajando de 1 a 16 horas remotamente y el 30,1 % dijo que está laborando más de 41 horas desde su hogar.
Frente a las cargas laborales, el 63,1 % de los funcionarios afirmó que su carga laboral ha aumentado. Esta cifra sube a 67,1 % para las mujeres y desciende a 58,3 % para los hombres.
En cuanto a las cargas domésticas, el 52 % dijo que en su casa tenía que cuidar niños o adultos mayores. En este punto, el 56,7 % de las mujeres respondieron afirmativamente, y el 46,1 % de los hombres dijeron que sí.
Según los resultados obtenidos a través de la encuesta, se plantean 8 recomendaciones para que el trabajo se realice de una mejor forma por parte de los empleados del sector público: