Frente al incremento de reuniones virtuales, la auditoría interna debe enfocar su trabajo sobre objetivos, procedimientos, asuntos claves y requerimientos.
Las empresas deben tener herramientas tecnológicas suficientes para el desarrollo de la auditoría con accesos remotos controlados.
Frente al incremento de reuniones virtuales, la auditoría interna debe enfocar su trabajo sobre objetivos, procedimientos, asuntos claves y requerimientos.
Las empresas deben tener herramientas tecnológicas suficientes para el desarrollo de la auditoría con accesos remotos controlados.
Hovana Capera, directora de auditoría KPMG en Colombia indica en su artículo, Preparando el retorno de la auditoría interna, continuidad después de la crisis, que las auditorías internas minimizan los riesgos inherentes, incluidos los fraudes a los que se encuentran expuestas las compañías de diferentes sectores económicos.
«Su enfoque también involucra la participación en la eficacia de los procesos, cuyo objetivo final es apoyar la gestión, optimización y rentabilidad del negocio», dice ella.
Debido al COVID-19, los objetivos han sufrido variaciones, y como resultado de la evaluación de riesgos se modificaron los planes de trabajo, de forma tal que se han venido incorporando actividades de auditoría contingentes y urgentes bajo un escenario inusual, cuya duración y desenlace no pueden ser estimados.
Capera plantea algunas acciones tomadas por los auditores durante la crisis y aquellas que pueden ser importantes para la continuidad de los cronogramas de trabajo, independientemente de las medidas que sean tomadas por el Gobierno y las compañías para el retorno a la nueva normalidad. Veamos:
Desde el punto de vista de KPMG, frente al incremento de las reuniones virtuales se debe enfocar al equipo de trabajo en los objetivos, procedimientos, asuntos claves y requerimientos.
«Temas que no menoscaben la impredecibilidad de la auditoría, podrán ser comunicados al auditado de manera previa para el logro de reuniones eficaces y el control de las horas», indica la publicación.
También se debe realizar una constante evaluación de las auditorías que pueden continuar de manera remota y aquellas en las que deberá existir interacción física, con la definición de protocolos de revisión y bioseguridad específica para los auditores.
En este punto, KPMG recomienda identificar cambios en actividades clave de los flujos de procesos que requieren la modificación de los manuales de políticas, procedimientos, flujogramas y matrices de riesgos para la correspondiente aprobación, divulgación y control.
Otro punto que se toca en la publicación es que «del buen uso de inversiones o incentivos para la reactivación, dependerá la recuperación empresarial, por lo tanto, la auditoría de gestión debe ser considerada para la valoración de riesgos y será fundamental la perspectiva del auditor desde una fase temprana».
Las empresas también deben incrementar el uso de las herramientas tecnológicas para el análisis de datos y controles.
Los procesos han sido modificados, principalmente las actividades relacionadas con componente y soporte manual, que bajo escenarios eficientes no retornarán, continuando con procesos y controles automáticos.