Si no se modifica el diseño del sistema pensional colombiano, el envejecimiento incrementará fuertemente los déficits financieros de Colombia. Hoy, un importante número de trabajadores no alcanza el mínimo de años de contribución necesario para jubilarse. En el informe Los sistemas de pensiones y salud en América Latina. Los desafíos del envejecimiento, el cambio tecnológico […]
Si no se modifica el diseño del sistema pensional colombiano, el envejecimiento incrementará fuertemente los déficits financieros de Colombia.
Hoy, un importante número de trabajadores no alcanza el mínimo de años de contribución necesario para jubilarse.
En el informe Los sistemas de pensiones y salud en América Latina. Los desafíos del envejecimiento, el cambio tecnológico y la informalidad, elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina –CAF–, se explica que los sistemas de pensiones son uno de los componentes de mayor magnitud económica dentro de los esquemas de protección social en las sociedades contemporáneas.
Estos tienen como objetivo permitir a las personas contar con ingresos luego del retiro y evitar situaciones de pobreza en la vejez, a cambio de realizar aportes durante la vida laboral.
En un contexto de envejecimiento, estos sistemas adquieren cada vez mayor importancia para el bienestar y para la sostenibilidad fiscal de los países.
En la región, indica el informe, coexisten países con sistemas pensionales donde predominan los componentes de reparto (Argentina, Brasil, Ecuador y Paraguay) y países con sistemas donde predominan los componentes de capitalización (Bolivia, Chile y México), además de aquellos con sistemas mixtos (Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay).
Datos del informe revelan que 7 de cada 10 mayores de 65 años cobran una pensión en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Panamá, Uruguay y Venezuela, pero solo los dos primeros países alcanzan niveles cercanos a la universalidad.
En Colombia, Costa Rica, Perú y Paraguay dicha proporción se ubica entre 5 y 6 de cada 10 adultos mayores. En El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana menos de un tercio de los adultos mayores reciben una pensión.
Sobre este interrogante se afirma lo siguiente en el informe:
La causa principal de la baja cobertura de las pensiones en la región es la baja proporción de trabajadores que realizan aportes al sistema de pensiones, en particular entre los cuentapropistas.
Por lo anterior, un importante número de trabajadores no alcanza el mínimo de años de contribución necesario para jubilarse, mínimo que además es demasiado elevado en varios de los países.
Además, en un contexto de alta informalidad, es fundamental contar con una amplia cobertura y con montos de pensiones no contributivas adecuados para disminuir la pobreza en la vejez.
Estos montos son aún muy bajos en países como Colombia, donde también se debería evaluar, como una recomendación del CAF, una ampliación de la cobertura de este tipo de pensiones.
Colombia también presenta un elevado déficit financiero, asociado a los montos relativamente elevados de su componente de reparto y a una recaudación relativamente baja debida a la informalidad.
La publicación advierte que, de no modificarse el diseño de los sistemas de pensiones, el envejecimiento incrementará fuertemente los déficits financieros de Colombia.
Para la entidad, si se llega a discutir una reforma pensional, esta debe regirse por tres criterios: