Usar el cargo para beneficio de sí mismo o de su familia, o la contratación a dedo de forma injustificada, son algunas modalidades de corrupción que se presentan en Colombia.
Es común que entre los diversos niveles de la administración se presente un «tapao» para permitir actos de corrupción.
Usar el cargo para beneficio de sí mismo o de su familia, o la contratación a dedo de forma injustificada, son algunas modalidades de corrupción que se presentan en Colombia.
Es común que entre los diversos niveles de la administración se presente un «tapao» para permitir actos de corrupción.
Los 1.122 alcaldes que se posesionaron el 1 de enero de este año tendrán millones de pesos disponibles para sus labores administrativas. A la tentación de la corrupción se le suman, entre otros montos, los siguientes: 126,2 billones de pesos de las transferencias nacionales más los recursos que quedan sin ejecutar de los 24 billones de pesos que hacen parte del Presupuesto de Regalías del bienio 2019-2020.
Este es uno de los ítems analizados en el estudio Factores políticos e institucionales asociados a la corrupción en gobiernos subnacionales en Colombia, realizado por un Daphne Álvarez Villa, Jorge Enrique Caputo, Alejandra Quintana y Fabio Sánchez Torres, investigadores de Fedesarrollo, el cual fue financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo -BID-.
Este trabajo analiza la relación entre la corrupción y un conjunto de medidas e indicadores del entorno institucional, político y económico en los municipios de Colombia, indicando que
«(…) Se encuentra que una mayor dependencia fiscal de recursos no propios – en particular, de transferencias y regalías está asociada a mayor probabilidad de corrupción en el municipio».
Respecto a las variables políticas, el estudio señala que se aumenta significativa y positivamente la probabilidad de corrupción cuando hay una fuerte competencia política local, y un importante grado de alineación política entre el alcalde y los Representantes a la Cámara con mayor votación local.
Como quien dice: es común que entre los diversos niveles de la administración se presente un «tapao» para llevar a cabo actos de corrupción.
De igual manera, mientras más se financian los gastos de los municipios con transferencias del Gobierno Nacional o con regalías, mayor es la corrupción y mayor el desestímulo a la gestión de recursos propios.
Usar el cargo para beneficio de sí mismo o de su familia
Permitir actos de corrupción por descuido o falta de vigilancia
Contratación a dedo de forma injustificada
Entregarle contratos a familiares y amigos inhabilitados para contratar
Expedir normas contrarias a la ley
Pagar contratos de obras o servicios no prestados o entregados
Incluir sobrecostos en los contratos públicos