Para Asobancaria, es importante estar financieramente preparado para una nueva emergencia y tener unas finanzas a prueba de crisis.
Es necesario generar un cambio asertivo en la forma de pensar de quienes sí tienen la capacidad de ahorrar, así sea en pequeñas cantidades.
Para Asobancaria, es importante estar financieramente preparado para una nueva emergencia y tener unas finanzas a prueba de crisis.
Es necesario generar un cambio asertivo en la forma de pensar de quienes sí tienen la capacidad de ahorrar, así sea en pequeñas cantidades.
Empresas y hogares han experimentado una reducción significativa de sus ingresos en medio de la pandemia. En abril y mayo, el 83 % de los colombianos sufrió una disminución de sus recursos, cifra que tímidamente se ha venido revirtiendo, con un 80 % en junio y 76 % en julio.
Esta situación ha causado cambios en los hábitos de consumo a nivel general, por lo que es fundamental contar con herramientas que permitan afrontar esta nueva realidad.
Debido a la coyuntura, la sociedad debe contar con conocimientos suficientes para manejar sus finanzas y convertir la educación financiera en una cuestión prioritaria; avanzar en esta dirección, de manera rápida y efectiva, es hoy un imperativo. Este es el punto de análisis de la Asobancaria en su informe Banca & Economía publicado el 7 de septiembre, titulado Educación financiera en tiempos del COVID-19.
Al respecto, la Asobancaria manifiesta lo siguiente:
«Estos nuevos retos, en materia de educación financiera, deben abordarse desde las etapas que ha traído la emergencia, como los confinamientos, mitigación y reapertura gradual, y a lo largo del proceso de recuperación económica. Si bien esta es una tarea conjunta entre Gobierno y entidades del sector financiero, se requiere la disposición y receptividad del usuario mismo».
El objetivo de la educación financiera es mejorar el conocimiento y entendimiento de los productos, servicios, términos y riesgos en los consumidores financieros, con el fin de que exista confianza y tengan las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas y aprovechar tanto sus recursos como las opciones del mercado, de la mejor manera posible.
En esa medida, es necesario el conocimiento y adaptación por parte del consumidor de las soluciones digitales que se han incrementado con la pandemia, no solo porque evitan el contacto de manera presencial, sino porque traen facilidades que son claves para la administración correcta de los recursos, dada su rapidez, seguridad y bajo costo.
Los canales digitales, entendidos como banca por internet y banca móvil, con los que los clientes financieros pueden abrir productos de ahorro y adquirir productos de crédito en línea, así como los medios de pago digitales, han presenciado una importante ola de innovaciones en los últimos años, un resultado del continuo compromiso del sector financiero por mejorar la experiencia del usuario.
«Aunque el crecimiento en las transferencias digitales para 2020 estará entre 25,9 % y 78,5 %, el reto a mediano plazo es lograr que el total de la población conozca que estas soluciones existen y que entiendan cómo y en qué casos deben usarlas para aprovechar sus ventajas. Por tanto, debe existir una educación digital efectiva, que permita superar miedos y barreras tradicionales y dinamizar el uso de esta tecnología», recomienda la entidad.
Asobancaria indica que otro reto se relaciona con la importancia de estar financieramente preparado para una nueva emergencia, es decir, tener unas finanzas a prueba de crisis. Si bien es cierto que el ahorro de las familias ha aumentado durante la crisis cerca de un 16 %, tan solo el 10 % de las familias logra ahorrar en menos de un mes el equivalente a sus gastos del mes siguiente, el 20 % lo logra en 1,34 meses o menos, el 30 % en 2,25 meses o menos, el 40 % en menos de 4,29 meses, el 50 % en menos de 16 meses y el 50 % restante no logra ahorrar lo necesario para cubrir sus gastos durante un mes.
El ahorro es un factor fundamental en la planeación financiera, pues permite tener un soporte en caso de una reducción de los ingresos o gastos de emergencia. Aunque es cierto que hay familias que encuentran más dificultad para realizarlo periódicamente, es necesario generar un cambio asertivo en la forma de pensar de quienes sí tienen dicha capacidad, así sea en pequeñas cantidades, lo que permitirá posicionar el ahorro como un asunto prioritario y sostenible en el tiempo.