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Empleos de mala calidad y con bajos niveles de ingresos abundan en Colombia

Existe una estrecha relación entre tener un empleo de mala calidad y la posibilidad de no pensionarse. Jairo Santander, Mario Valencia y Mario Cruz discuten sobre cómo los bajos salarios caracterizan a un mercado laboral que para algunos pone en riesgo el disfrute de un dinero en su etapa de vejez.

Fecha de publicación: 26 de agosto de 2019
Empleos de mala calidad y con bajos niveles de ingresos abundan en Colombia
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Existe una estrecha relación entre tener un empleo de mala calidad y la posibilidad de no pensionarse. Jairo Santander, Mario Valencia y Mario Cruz discuten sobre cómo los bajos salarios caracterizan a un mercado laboral que para algunos pone en riesgo el disfrute de un dinero en su etapa de vejez.

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo –OIT–, Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2019, el principal problema de los mercados de trabajo en el mundo es el empleo de mala calidad, motivo por el cual millones de personas se ven obligadas a aceptar condiciones de trabajo deficientes.

El director de investigación de la OIT, Damian Grimshaw, dijo que 2.000 millones de personas en 2016, es decir, el 61 % de la fuerza laboral mundial, tenían empleos informales, trabajos típicamente vulnerables con bajos salarios y sin protección social.

Jairo Enrique Santander, economista, profesor asistente de la Universidad de Los Andes y miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios Sobre Desarrollo –Cider– afirma en entrevista con Actualícese que uno de los principales retos que tiene el Ministerio del Trabajo es velar porque el mercado laboral presente buenas oportunidades, de la mano de empleo de calidad.

«En el país hay que realizar mayores esfuerzos para hacer más atractivo el trabajo formal, tanto para el empresario como para el trabajador. Y esto pasa por muchas aristas, entre las que se encuentra la cultura organizacional de las empresas, sobretodo de las medianas y pequeñas, el trato patrono-trabajador, la implementación de prácticas flexibles de trabajo (en tiempos, espacios y responsabilidades), entre otras, que permitan al trabajador ver el lugar de trabajo y sus labores como dignificantes de su condición de vida», explica Santander.

“sin empresas no hay empleos, lo que se refleja en la mala calidad de los trabajos, los bajos salarios, la alta informalidad y la baja cobertura pensional”

Mario Alejandro Valencia, director de Cedetrabajo dice que sin empresas no hay empleos, lo que se refleja en la mala calidad de los trabajos, los bajos salarios, la alta informalidad y la baja cobertura pensional. En el 2018, según cifras del Dane, hubo 92.000 desocupados más, lo que se traduce en el tercer año consecutivo en el que el desempleo crece. Para los jóvenes y mujeres la situación es más drástica, con tasas de desempleo de 16,9 % y 12,7 %, respectivamente.

Mario Cruz, director de la Cámara de Seguridad Social y Vida de Fasecolda indica en entrevista con Actualícese que, en Colombia, una de cada dos personas trabaja en empleos precarios. La mayoría de ellos en negocios muy pequeños o de manera individual.

«Estos empleos se caracterizan por tener bajos niveles de productividad e ingresos. Los ejemplos abundan: vendedores ambulantes, taxistas y mototaxistas, personas que prestan los servicios de aseo, vigilancia, mantenimiento o domicilios; o personas que trabajan en negocios pequeños como peluquerías, tiendas, restaurantes y bares. Ni qué decir de los campesinos que trabajan para sí mismos o al destajo para terceros, que en el 85 % de los casos no cotizan a pensión», describe.

Los anteriores perfiles laborales coinciden con un texto de la Escuela Nacional Sindical –ENS–, donde Alberto Orgulloso, economista y director de la ENS, junto a Héctor Vásquez, analista de la ENS plantean una serie de perfiles laborales que corren peligro de no pensionarse.

«Las personas que trabajan o trabajaron toda la vida en la economía informal, básicamente por cuenta propia, ocupadas en toda clase de actividades improductivas, de sobrevivencia, con ingresos precarios y sin protección social. Aquellos que trabajan para patronos, pero con ingresos tan bajos que ni siquiera pueden pagar seguridad social; y quienes trabajan para patronos que, pudiendo cumplir la ley laboral, no lo hacen porque están seguros de que nada les pasará con los inspectores del trabajo», indica el texto de la ENS.

También se destacan los trabajadores del servicio doméstico, que en su mayoría se ocupan de la economía del cuidado, actividad que no se reconoce como trabajo.

En todos estos casos, explica Cruz, se requieren medidas que permitan flexibilizar la regulación existente; por ejemplo, la que exige que solo se puedan hacer cotizaciones por encima de un salario mínimo y la adopción de otro tipo de medidas que combatan la informalidad.

Adicionalmente, existe una franja, cercana al 20 %, de trabajadores colombianos que aún teniendo empleos buenos no cotizan. Lo hacen porque privilegian el presente y no tienen consideración alguna sobre su futuro, lo que se traduce en una baja propensión al ahorro. Además, piensan que no llegarán a viejos, incluso cuando los datos demuestran que un 96 % de las mujeres y un 90 % de los hombres alcanzan la edad de pensión.

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