Álvaro Fonseca afirma que una cosa es lo que ofrecen las universidades sobre el perfil del contador que están formando, y otra es cuando salen a la realidad. Para él, hay que modernizar al técnico profesional, al tecnólogo y al profesional en aspectos modernos y reales, y de necesidad de un mercado globalizado y exigente […]
Álvaro Fonseca afirma que una cosa es lo que ofrecen las universidades sobre el perfil del contador que están formando, y otra es cuando salen a la realidad.
Para él, hay que modernizar al técnico profesional, al tecnólogo y al profesional en aspectos modernos y reales, y de necesidad de un mercado globalizado y exigente en calidad.
Álvaro Fonseca Vivas, contador público, doctorante en investigación y docencia, miembro de la junta directiva de la Fundación para la Investigación de las Ciencias Contables, afirma que al hablar de modernización de la profesión contable se deben incluir temas como la ética, aspecto fundamental para la integridad y respeto de los contadores, auditores y revisores fiscales.
Segundo, la sustentabilidad, aspecto acorde con el manejo económico, social y ambiental. Tercero, la auditoría y el aseguramiento de la calidad de la información. Cuarto y último, demás aspectos que incluyen lo técnico, la inteligencia artificial, criptomonedas, riesgos, finanzas, epistemología, filosofía, aspectos impositivos, administrativos, habilidades gerenciales, sostenibilidad, social, ambiental, investigación, entre muchos temas.
«Carecemos de estos temas y organismos como el IAASB y el IESBA, los abordan constantemente y esperan comentarios de los diferentes actores hagan para mejorar constantemente la profesión», puntualiza.
Para él, hace falta tener un buen equipo de investigadores en los aspectos que Fonseca Vivas menciona anteriormente, incluyendo a las universidades y a los gremios donde deban ver todos esos aspectos.
Afirma que el sector privado, público y social no deben trabajar por separado, y con ello promulgar normas o procedimientos y políticas a las necesidades de cada uno de ellos.
«Deben involucrarse con los entes de control y las superintendencias nacionales, porque hoy trabajan cada uno por su lado y están emitiendo normas para cada sector y no hay una coherencia entre ellos», dice.
Piensa que a nivel internacional, se debe lograr un trabajo conjunto con los organismos reguladores de las normas y participar con comentarios, donde se involucren los contadores en ejercicio y a los estudiantes para que lo tomen como una labor o tarea rutinaria.
«También se debe buscar la posibilidad que los legisladores sean independientes, ya que ellos son los que emiten normas, políticas y procedimientos contables, tributarios y financieros. En muchas ocasiones, sin tener ni idea, las copian de otros países y los reproducen para la cultura colombiana sin saber si funcionan o no», critica.
Desde su punto de vista, por lo anterior es que se presentan tantos cambios en los decretos. «Luego de la Ley 1314 de 2009 hay más de 25 cambios que modifican a los anteriores y al final no hay claridad por parte de las organizaciones empresariales», dice.
El inconveniente es que al presentarse tantos cambios, la situación se presta para diversas interpretaciones por parte de la administración, contadores, auditores, revisores fiscales, entes de control internos y externos, la Dian, gremios, el Estado, y el mismo CTCP, JCC y la CGN.
«No es fácil, pero hay que hacerlo porque ya hemos adquirido mucha experiencia después de 11 años de haber sido emitida la ley», indica.
Es tajante al afirmar que la pandemia hizo que el rol y el perfil del contador público cambiara en muchas formas.
«Nos dimos cuenta que no estamos actualizados, ni la disciplina lo está, ni los profesores, ni las universidades que imparten el programa de contaduría pública en aspectos como la tecnología y la socialización», indica.
Para él, no se han generado discusiones y definido aspectos relevantes como los reportes e informes, o los relacionados con el clima de normas de divulgación para el progreso de informes corporativos de sistemas integrales.
Respecto al perfil, dice que se debe abordar urgentemente debido a que se está revisando la Ley 43 de 1990, porque si bien en los documentos de los programas de contaduría pública de las universidades se escribe y se ofrece un perfil profesional y uno ocupacional cuando se gradué, hay que revisarlos porque hay muchos que van por caminos diferentes a la realidad y necesidades de un mercado globalizado con base a la experiencia de la pandemia.
«La JCC, el CTCP, los gremios empresariales y la CGN deben establecer un perfil que sea acorde con las necesidades del sector real, quien en últimas los tendrán a su servicio. Hay que modernizar al técnico profesional, al tecnólogo y al profesional en aspectos modernos, reales y de necesidad de un mercado globalizado y exigente en calidad y servicio incluyendo la ética profesional, ciudadanía y la ética empresarial», sugiere.
Finalmente, Fonseca Vivas cree que se debe revisar a quienes coordinan, dirigen y son decanos en los diferentes programas de contaduría de las instituciones de educación superior, porque «están nombrando a personas que no son profesionales en contaduría y que no tienen ni idea del manejo de la disciplina contable, no cumplen con las funciones y menos con el perfil de contador».
Lo anterior es un motivo para que baje la calidad de los profesionales que se gradúan cada cuatro meses, donde la mayoría no tiene ni idea de lo que debe hacer cuando entran al mercado laboral, a no ser que hayan trabajado en su profesión.